La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Violeta mara…mara…maravilla


violetaVIOLETA MARA…MARA…MARAVILLA

Felicitas Rebaque

Edit. LxL

 

Un Jacobo adulto intercala reflexiones sobre su vida adolescente, sintiendo que de alguna manera traicionó a Violeta años atrás. Le prometió volver y nunca lo hizo. Es más, la olvidó por completo cuanto tanto le debía.

Cuando sus padres se divorciaron, sintió el fracaso como propio y no pudo superar su derrota, por lo que decidió que no merecía la pena vivir. Tras un intento autolítico y pasar unos meses ingresado en el hospital, su médico le recomendó vivir una temporada en un lugar tranquilo: Caxaelecha, un pueblo del norte de España. Un día, buscando el sitio idóneo en los acantilados para llevar a cabo sus propósitos de suicidio, conoció a Violeta, una muchacha con síndrome de Down que, con una espontánea ingenuidad, le impuso su compañía y su amistad.

Es la segunda novela que leo de Felicitas Rebaque, la anterior fue El latido del agua, y de nuevo me he encontrado con un personaje joven que las circunstancias de su vida le obligan a madurar más rápido. En Jacobo encontramos al joven que tiene miedo pero que termina siendo valiente y decide seguir adelante con su vida, porque encuentra razones que le ayudan a aferrarse a ella. Una de estas razones es Violeta, una joven con sindrome de Down que le enseña el valor de la vida, del cariño y de la amistad desinteresada.

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Felicitas Rebaque

Una novela entrañable y dura al mismo tiempo en la que se pone de manifiesto el rechazo hacia las personas con otras capacidades diferentes a las standard. Podría catalogarla de novela juvenil pero a mí no me lo parece. Es una novela en toda la grandiosidad del término, que deberían leer los adultos y también los jóvenes que empiezan a distinguir la diferencia y tienen que aprender a aceptarla, porque es imprescindible que así sea.

Recomiendo la lectura de Violeta mara… mara… maravilla a adultos y que sería muy útil también como lectura para comentar entre los estudiantes. En ella descubriréis la transformación de Jacobo y la evolución sincera y cariñosa de Violeta. Te enamorarán estos dos personajes, como también lo harán la lluvia y la naturaleza, como dos personajes más de las novelas de Felicitas Rebaque.

Bien, amigos y amigas, no perdáis la ocasión de pasearos por los acantilados de Caxaelecha, que ayudaron a Jacobo a enfrentarse a sus miedos y que le dan la vida a la entrañable Violeta.

Si queréis comprarlo, lo podéis adquirir en Amazon, tanto en papel como en digital.

¡Felices lecturas, amigas y amigos!


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La vida es puro relato. Crítica 1


LA VIDA ES PURO RELATO

«No todo es tan oscuro como nos hacen ver; hay una vida buena en los pequeños detalles: la anécdota vivida u oída, la enseñanza práctica, el sentir de los jóvenes y los niños. Chelo Puente nos obsequia una colección de reflexiones y momentos, escritos con delicadeza, ironía y humor. Merece la pena leerla, al fin y al cabo
la vida es puro relato«.

Comentario de Alfonso Cebrián, desde Toledo.

¡Muchas gracias, Alfonso!

Si deseas tenerlo me lo puedes pedir a la dirección de correo electrónico
lalibreriadechelo@gmail.com
o en
Amazon donde también lo podrás encontrar en papel y en digital.

la vida es puro relato


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El príncipe azul


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Querido amigo ¿cómo estás?

Hace unos días  que no te escribo ¿verdad?

Hoy te envio este mail para que tengas constancia de un tema relevante. Te voy a contar el cuento más corto y más bonito que has leído en tu vida, ya verás y ya me dirás lo que te parece este inusual cuento.
 
Había una vez una muchacha que le preguntó a un chico si se quería casar con ella. El chico le contesto que No y la muchacha vivió feliz para siempre. Sin lavar, ni cocinar, ni planchar para nadie. Saliendo con sus amigos, acostándose con quien le daba la gana, gastando su dinero en sí misma y sin trabajar para ninguno… y así vivió feliz comiendo perdices, o lo que le daba la gana».
 

Pero ¿sabes cual es el problema, querido amigo? El problema es que de pequeñas, no nos contaban estos cuentos. Y nos fastidiaron ¡¡con el dichoso príncipe azul!!
  
Te mando un besote grande y otro día te cuento otro cuento.


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La nube


nubeQuerido amigo,

Ya lo sé! Ya sé que me vas a decir que te tengo olvidado, lo sé, así que no hace falta que me lo digas tú, pero es que ya sabes que he tenido muchas cosas que me han absorbido el tiempo. Que sí, que ya sé que siempre se puede sacar un momento para escribirte, pero bueno, ya estoy aquí para contarte una cosa muy importante.

Andaba yo un día ojeando la prensa… sí, sí, ojeando sin hache, porque la estaba leyendo por Internet -sin hojas pero con ojos- cuando me encontré con una noticia que hablaba de que en esos días se había celebrado en Madrid una especie de Feria de la Tecnología.

Como ya sabes, estoy entregada a intentar entender este mundo de la tecnología -tan inhóspito para mí- así que decido respirar hondo, relajarme y tratar de ver si entiendo el artículo. En él se hablaba del almacenamiento de datos, supongo que es almacenamiento y no almacenaje, porque debe ser muy importante guardar todos los datos, mucho más que el almacenaje de jamones, por ejemplo… humm, aunque no tan rico. Pero sigo, que en cuanto puedo me desvío del tema de las tecnologías.

nube2Lo que leía, hablaba de un sistema para almacenar datos. Yo, aún estoy en el proceso de entender que los datos se guardan con mucho mimo en algo que creo que se llama servidor, que realmente no sé lo que es, pero que debe servir para servirnos. Bien, pues este lugar que ya está disponible, se llama nube virtual,  y claro, leo ésto y ya doy rienda suelta a la imaginación… ¡¡una nube!!, como la nube donde viven nuestros sueños, nuestros deseos, nuestras emociones… ¡¡santa madonna!! en la misma nube, todos juntitos: los sueños, los deseos, las emociones y los datos. Ésto debe de ser producto de la globalización, y de lo imprescindible de compartir piso para ahorrar, ahora que estamos en crisis.

Después de leer lo de la nube virtual, he pensado que estos eruditos informáticos… que nadie piense que lo de eruditos lo digo con ironía, que realmente pienso que lo son, los que hacen estas cosas tan difíciles. Pues insisto, que estos eruditos, tan aparentemente cuadriculados ellos, en el fondo… son unos soñadores, porque hay que ver el bonito nombre que le han puesto a este sitio.

Así que leo ésto y ya no puedo parar de imaginarme lo bien que estarán allí todos compartiendo experiencias y buenos momentos. Me imagino a Madame Bobary, hablándole de infidelidades a Teresa de Jesús; a Marx, departiendo postulados filosóficos con Tomás de Aquino; a Bakunin jugando al dominó con Hegel; al índice Nikey, leyendo los versos de Espriu; al deshielo galopante del Ártico, argumentando sus motivos, a aquel primo que no creía en el cambio climático; a los gustos literarios de los libreros, peleándose con las cifras de los más vendidos; a Kiri Te Kanawa coreada por Los Chichos… y tantas situaciones más, y pienso… qué mundo tan fascinante debe ser éste de los informáticos.

Con estos pensamientos me dormí, y con ellos me he levantado. Cuando esta mañana, le decía yo a mi ordenador…

Bueno, la conversación que tuve con mi ordenador te la cuento otro día, que ahora tengo mucha prisa.

Que sí, que sí, que te prometo que te escribo y te lo cuento, de verdad de la buena.

Besitos,

2015 © chelopuente


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Sabiduría estudiantil


muro de berlinQuerido amigo:

Te escribo otra vez antes de irme de vacaciones para contarte una cosa que le pasó a un amigo mío y que me contaba el otro día que quedamos a cenar. ¿Cómo que dónde cenamos? Eso da lo mismo para lo que te voy a contar, que no tiene nada que ver con la cena, ni conmigo, que es con él, que le pasó a él.

Bueno, a lo que iba. Me contaba mi amigo -catedrático de Biología en un instituto- que cuando estaba ya el curso acabado y se reunieron en el claustro de profesores para poner las notas a sus alumnos de bachillerato y ver que asignaturas aprobaba cada uno, la profesora de Historia Contemporánea contó esta anécdota, que ya verás.

Una mañana -esta profesora- hablaba a sus alumnos del final de la Segunda Guerra Mundial y de la posterior división de Alemania en occidental y oriental, de su origen, causas, consecuencias, etc. cuando se le ocurrió preguntar.

– ¿Alguno de vosotros ha visto el muro de Berlín?
– Yo no – contestó el gracioso de la clase- Es que no soy amigo suyo en Facebook.

agua de cocoTodos los profesores del claustro se echaron a reir por la ocurrencia del alumno, y entonces mi amigo habló de lo que le ocurrió una mañana en su clase de química.

– ¿Alguno puede decirme el significado de la fórmula química H2O + CO + CO?
– Yo me lo supermegasé, profesor -contestó la más piji de la clase.
– Muy bien, dinos, Yesi.
– Pues AGUA DE COCO, todo el mundo lo supersabe, dijo con sonrisa triunfadora.

Así que ya ves, amigo mío, la paciencia que tienen que tener los profesores para poder formar a nuestros adolescentes. Bueno, te dejo que me tengo que terminar de preparar la maleta para las vacaciones. Sí, ya he metido los bikinis y la crema del sol también. Claro que he metido el cepillo de dientes, que eso no se me olvida, mira que tienes unas cosas.

¿Que si te volveré a escribir? Pues claro que te volveré a escribir, pero ya cuando vuelva. Venga no me pongas esa carita, que estoy aquí en un plis.

Besitos,

agosto, 2013 © chelopuente



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Buda mía


buda

Querido amigo,

Hacía tiempo que quería escribirte, pero claro, con este calor, se me derriten hasta las teclas, pero ahora te voy a contar una cosa que ya verás, ya.

Estaba con un amigo hace unos días, sentados en una terracita frente al mar, sí hombre en esa que se está tan bien ¿no sabes la que te digo?. Bueno, a lo que iba a contarte. Estábamos hablando de esas veces en que quieres decir una palabra, pero, sin querer, dices otra parecida, pero que significa algo totalmente distinto. ¿Cómo que no me entiendes adonde quiero ir a parar? Pues espera, hombre, no seas impaciente que te tengo que explicar los prolegómenos para que lo entiendas bien.

Como te decía, hablábamos de esto, cuando mi amigo me contó lo que le había pasado el otro día. Resulta que su mujer había estado de rebajas y cuando llegó a casa se probó el vestido que se había comprado.

– ¿Te gusta, cariño? -preguntó ella.
mujero botero– Sí, está bien -contestó él.
– ¿Te parece que me hace gorda?
– Que va buda mía.

Y claro, mi amigo cree que fue un lapsus linguae, pero yo sé que no, y le regañé, porque ya me imagino la cara que se le quedó a su mujer al oirle, que, vale, está un poco gordita, pero no era para que le dijera buda, claro.

Cuando me contaba esto me vino a la memoria algo que siempre recuerdo. Hace años conocí a una persona que cuando se refería a que no era el lugar adecuado para decir algo, decía «este no es el quorum» en lugar de no es el foro, pero este chico lo decía para hacerse el interesante y lo que hacía era equivocarse, porque todo el mundo sabe que quorum y foro son palabras de significado muy diferente.

Uy! que tarde se me ha hecho y tengo que seguir contestando el correo. Nos vemos cualquier día de estos.

Besitos,

julio, 2013 © chelopuente


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Astucia judicial.


Querido amigo,
 
Hace días que no te escribo, pero hoy siento la necesidad de hacerlo, ya verás por qué, ya verás…
 
Estoy segura de que conoces esta noticia, que a mí me dejó de piedra. Te la recuerdo, por si no te has enterado. Resulta que parece ser que un señor, que fue juez de la Audiencia Nacional, dictó una sentencia que afirmaba que… llamar «zorra» a una mujer no es delito, ni falta, ni nada, porque quien usa ese adjetivo en realidad lo que quiere decir es que dicha mujer es astuta y sagaz… figúrate lo que dijo el señor juez. Bien, pues me ha contado una amiga que una chica envió esta carta al juez.


«Estimado señor juez: Espero que al recibo de la presente esté usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es habitual en Su Señoría.

El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:

Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora, nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua española, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial «que te den, cabrito».

Se ha puesto como un energúmeno, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de mi tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad.

El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de mi tía abuela, que le despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia dónde soplaba el viento.

Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer astuta.

Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca – entren por el aro y comprendan que basta un poco de buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así el mundo en un lugar mucho más agradable.

Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies), enviándole mis más respetuosos saludos a las zorras de su esposa y madre».

Bien, pues ya me dirás qué te parece a ti, pero yo creo que esta chica ha entendido a la perfección las connotaciones semánticas de la lengua castellanaa las que se refería el señor juez ¿no crees?.
Otro día te cuento más cosas.
Besitos. 

Chelo Puente – noviembre, 2012