La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Persecución


La otra tarde estaba yo sentada en una terracita esperando a una amiga cuando de pronto empecé a escuchar la conversación de dos chicas que estaban en la mesa de al lado, y esto fue lo que descubrí.

-¡No sabes lo que me pasó el otro día!
– Ni idea. Cuenta, cuenta.
-Pues que me dediqué a perseguir a mi marido por toda la casa para quitarle la ropa.
-¡Gualaaaa! Ya veo que tenías muchas ganas de sexo -le contestó riendo.
-¡Qué va! Pero si yo lo único que quería era que me diera su ropa porque iba a poner una lavadora de color.
-Jajajajajajajaja -fue la respuesta de la amiga.

Y tuve que contenerme porque me hubiera unido a la sonora carcajada.
chica

chico


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El príncipe azul


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Querido amigo ¿cómo estás?

Hace unos días  que no te escribo ¿verdad?

Hoy te envio este mail para que tengas constancia de un tema relevante. Te voy a contar el cuento más corto y más bonito que has leído en tu vida, ya verás y ya me dirás lo que te parece este inusual cuento.
 
Había una vez una muchacha que le preguntó a un chico si se quería casar con ella. El chico le contesto que No y la muchacha vivió feliz para siempre. Sin lavar, ni cocinar, ni planchar para nadie. Saliendo con sus amigos, acostándose con quien le daba la gana, gastando su dinero en sí misma y sin trabajar para ninguno… y así vivió feliz comiendo perdices, o lo que le daba la gana».
 

Pero ¿sabes cual es el problema, querido amigo? El problema es que de pequeñas, no nos contaban estos cuentos. Y nos fastidiaron ¡¡con el dichoso príncipe azul!!
  
Te mando un besote grande y otro día te cuento otro cuento.


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Cristal


Comenzamos el mes de junio con un magnífico poema del poeta

JAVIER AGUILELLA

CRISTAL

Te esconderás detrás de un cristal
para mostrarme,
la silueta que te invade
cuando bailas.
chica cristalTe podré ver tan solo en sombras
mientras el vidrio
se irá empapando de suspiros.
Desplegarás el telón
para ocultarte,
para que mi imaginación
no te ande tan deprisa.
Entonces te volverás caserón
en mis dibujos
y sólo podré sentarme
en tu cornisa.
Te esconderás detrás de un cristal
para mostrarme,
la silueta que te invade
cuando bailas.
Lanzaré una piedra
contra el tiempo
y te fabricaré una canción
con tus palabras.

-Javier Aguilella-


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El Sueño


Quizá fue el calor lo que la despertó de su sueño, la hizo levantarse y asomarse a la ventana para mirar al cielo, para descubrir una brillante luna llena que iluminaba aquella noche de primavera. Extasiada en su contemplación, de repente notó un escalofrío que le bajó por la espalda, desde la nuca por toda la columna vertebral y le erizaba la piel. Esa extraña sensación, que no había notado nunca antes, la hizo girarse y descubrir que él, sentado en la cama, la recorría con la mirada. ¿Qué me miras, amor? -le dijo con una sonrisa. Miro tu cuerpo desnudo bañado de luna -y ella acudió a la llamada de aquellos brazos que la esperaban.

Quizá fue el calor lo que la despertó de su sueño, la hizo levantarse y asomarse a la ventana para mirar al cielo, para descubrir un cielo lleno de nubes. Extasiada en su contemplación notó cómo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y le erizó la piel, una sensación que no había sentido nunca, fruto de aquel instante de cielo iluminado por un relámpago, que presagiaba una gran tormenta. Entonces comenzó a llover intensamente, cerró la ventana y volvió a la cama a intentar recuperar el sueño, a intentar recuperar aquel sueño soñado.

2011 © Chelo Puente

Inspirado en el poema de Josep Aguilella ( Laurie), «La chica de la ventana»…

Envidiosa ventana que quisiste ver el otro lado del espejo, que pudiste contemplar el precioso cuerpo que en tu cristal se reflejaba. Tenue madrugada de incesante lluvia mojando tus cristales, humo prohibido escapando con tu permiso.

Envidiosa ventana, corrí las cortinas y nunca pudiste ver aquel cuerpo desnudo dándose la vuelta para venir conmigo al amanecer.

Tú dejaste entrar el frescor en nuestras vidas, dejaste ver cada una de tus heridas, te resistías pero lo lograste.

Pobre ventana, tendrás que esperar, quizá algún día volvamos, y entonces te prometo no hacerte llorar.

Dulces recuerdos de sábanas blancas, besos tiernos de madrugada, tú fuiste la espectadora de aquella velada.

2011© josep aguilella