La otra tarde estaba yo sentada en una terracita esperando a una amiga cuando de pronto empecé a escuchar la conversación de dos chicas que estaban en la mesa de al lado, y esto fue lo que descubrí.
-¡No sabes lo que me pasó el otro día!
– Ni idea. Cuenta, cuenta.
-Pues que me dediqué a perseguir a mi marido por toda la casa para quitarle la ropa.
-¡Gualaaaa! Ya veo que tenías muchas ganas de sexo -le contestó riendo.
-¡Qué va! Pero si yo lo único que quería era que me diera su ropa porque iba a poner una lavadora de color.
-Jajajajajajajaja -fue la respuesta de la amiga.
Y tuve que contenerme porque me hubiera unido a la sonora carcajada.
4 de julio de 2020 en 17:50
Qué situación tan jocosa. Para destornillarse de la risa. Genial tu historia. Una sonrisa viene bien para dar calidez mi crudo invierno. Buen fin de semana Chelo.
Manuel
4 de julio de 2020 en 18:40
Las sonrisas vienen bien para tu crudo invierno y para mi caluroso verano. Me alegro que te haya divertido este breve relato.
Buen fin de semana también para ti, Manuel.
4 de julio de 2020 en 18:55
Gracias.