«…y dentro de cada charco, por pequeño que fuese,
estaría el cielo…
el cielo que a veces rompía un pájaro… un pájaro que tenía sed
y rompía sin saberlo el cielo del agua con el pico…
o unos cuantos pájaros chillones que bajaban de las hojas
como relámpagos, se metían en el charco, se bañaban en él
con las plumas erizadas y mezclaban
el cielo con fango y con picos y con alas.
Contentos…»
Con este precioso final, termina una de las novelas más famosas y fascinantes de la literatura, no sólo catalana, sino universal, al haber sido traducida a cuarenta lenguas.
En La plaza del diamante, Mercè Rodoreda nos cuenta la historia de Natalia, una mujer como tantas otras de la época de la República y el inicio de la Guerra Civil, que acepta con resignación aquello que la vida le depara, al igual que acepta la sumisión a su marido, hasta el punto de permitir que le cambie el nombre por el de Colometa.
Publicada en 1962, se ha convertido en un clásico de la literatura de posguerra, al igual que en un homenaje a todas aquellas colometas que llenaron la historia de España.
La plaça del diamant – Barcelona
Chelo Puente – abril, 2013
8 de abril de 2013 en 07:41
Una novela hermosa Chelo gracias por compartirla
Feliz inicio de semana guapa
8 de abril de 2013 en 10:55
Con La plaza del diamante, he inaugurado una nueva sección del blog. La he llamado LIBROS QUE PERDURAN, y en ella incluire aquellos libros que tengan más de 40 ó 50 años de vida y se sigan vendiendo y leyendo, por lo que serán los que yo considero «imprescindibles».
Espero que os guste.
Buena semana también para ti, Carmen.
8 de abril de 2013 en 10:05
Dos cosas debo decirte… Cosa uno, no la he leído. Cosa dos, no he estado en la Plaça… y sí naturalmente que me avergüenzo de ello teniéndola tan cerca… tan cerca… A veces tenemos las cosas precisamente tan cerca de los ojos que nos impide ver con claridad, será cuestión de retirarse un poco para ver con perspectiva…
Prometo leerlo y presumiblemente en catalán.
Muchas gracias.
8 de abril de 2013 en 11:02
Dos cosas que se han de solucionar cuanto antes, desde esa distancia exacta que permite la perspectiva:
1 – Te invito a un café en la plaça cuando quieras y así la descubrimos a la vez.
2 – Podemos leer al tiempo la versión original. Yo leí la novela hace muchos años, pero en castellano. Ahora me apetece mucho leerla en catalán.
¿Qué te parece?
8 de abril de 2013 en 11:22
Gracias Chelo, por esa nueva sección de tu blog. Ahí iré en muchas ocasiones buscando consejo. La Plaza del Diamante tengo que confesar que no la he leído, aunque me conozco el argumento. Prometo leerla en cuantito que pueda.
Un abrazo grande.
8 de abril de 2013 en 11:25
No te arrepentirás de leerla porque es una gran novela, según mi opinión.
Un abrazo.
8 de abril de 2013 en 13:07
Apuntada queda a mi lista de lecturas pendientes aunque nos hayas estropeado el final jaja (broma)
Un abrazo
8 de abril de 2013 en 13:23
Espero que no os haya estropeado el final, dado que es bastante simbólico. Sólo si se ha leído toda la novela se aprecia su belleza.
Un abrazo grande, Adwoa.