«…y dentro de cada charco, por pequeño que fuese,
estaría el cielo…
el cielo que a veces rompía un pájaro… un pájaro que tenía sed
y rompía sin saberlo el cielo del agua con el pico…
o unos cuantos pájaros chillones que bajaban de las hojas
como relámpagos, se metían en el charco, se bañaban en él
con las plumas erizadas y mezclaban
el cielo con fango y con picos y con alas.
Contentos…»
Con este precioso final, termina una de las novelas más famosas y fascinantes de la literatura, no sólo catalana, sino universal, al haber sido traducida a cuarenta lenguas.
En La plaza del diamante, Mercè Rodoreda nos cuenta la historia de Natalia, una mujer como tantas otras de la época de la República y el inicio de la Guerra Civil, que acepta con resignación aquello que la vida le depara, al igual que acepta la sumisión a su marido, hasta el punto de permitir que le cambie el nombre por el de Colometa.
Publicada en 1962, se ha convertido en un clásico de la literatura de posguerra, al igual que en un homenaje a todas aquellas colometas que llenaron la historia de España.
La plaça del diamant – Barcelona
Chelo Puente – abril, 2013