
Si necesitas gritar para captar la atención de los demás…
tienes un problema.
Si necesitas insultar para rebatir argumentos…
tienes mi desprecio.
Chelo Puente – enero, 2013
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Aprender
que con certeza, nada tengo que no me des,
a conseguir que el corazón se conmueva siempre por el frágil gesto
de la belleza.
Aprender que sólo soy si tú existes, y es esta la medida que quiero y me define.
Aprender para saberse desprender, he aquí el viejo secreto. Aprender...
(Fragmento de "Aprendre", poema de Lluis Llach)
21 de enero de 2013 en 18:30
chelo, confieso que a veces grito invadida por la rabia y la impotencia, nunca para captar la atención de los demás…y que sí, que en ocasiones insulto, insultos pero que muy gordos, por motivos parecidos, por ladrones, injustos, violadores de libertad, ruines, sí, eso, ruines obscenos y despreciables.
tal vez tenga más de 1 problema, chelo, seguro, pero de verdad, no me gustaría tener tu desprecio. muxu!
21 de enero de 2013 en 22:24
¡Podiósdelospordioses! Marisa nunca tendrías mi desprecio.
Esta entrada me la sugirió una deplorable escena que escuché ayer, en la que un hijo joven insultaba a su madre con una violencia verbal y gestual despreciables.
Mil besos, amiga.
22 de enero de 2013 en 09:23
No hace falta gritar ni insultar para decir, pedir o reivindicar…
22 de enero de 2013 en 10:49
Es cierto, aunque a veces la impotencia nos traiciona.