Hoy 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, no puedo dejar de recordar los versos de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla – Valladolid, 1817 – Madrid, 1893, con un fragmento de esta obra que, tradicionalmente, se representa hoy, y donde el propio don Juan se describe de forma magistral, como el hombre pendenciero que es.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
Chelo Puente – noviembre, 2012