DISTINTAS FORMAS DE MIRAR EL AGUA
Julio Llamazares
Punto de Lectura, 2016
En medio de un paisaje hermoso y desolador, la muerte del abuelo reúne a todos los miembros de una familia. Junto al pantano que anegó su hogar hace casi medio siglo y donde reposarán para siempre las cenizas de Domingo, cada uno reflexiona en silencio sobre su relación con él y con los demás, y sobre cómo el destierro marcó la existencia de todos ellos.
Desde la abuela a la nieta más pequeña, desde el recuerdo de la aldea que los mayores se vieron obligados a abandonar a las historias y pensamientos de los más jóvenes, esta novela es el relato coral de unas vidas sin vuelta atrás, un caleidoscopio narrativo y teatral al que la superficie del pantano sirve de espejo.
Una novela plagada de sentimientos diferentes, como diferentes son las edades y las vidas de los familiares que acompañan a Domingo en su último viaje, ese viaje que, como el de Ulises , tiene como destino la vuelta a su Ítaca particular. De las tierras que ahora permanecen cubiertas por las aguas del pantano salió y a ellas vuelve para reposar toda la eternidad.

Julio Llamazares – Vegamián (León), 1955
Me ha resultado especialmente interesante la forma con la que Julio Llamazares ha tratado a los personajes más jóvenes, los nietos. Ellos no padecieron el desarraigo de tener que abandonar su casa y su pueblo para iniciar su vida en un lugar ficticio, inventado para la ocasión. Lo mismo podría haberle ocurrido a los hijos menores: Agustín y Virginia que salieron de Ferreras siendo aún muy pequeños, pero ellos, a diferencia de sus hijos, cargan sobre su espalda la pesada losa de la tristeza de sus padres, tristeza de la que no han podido o sabido desprenderse.
Un novela muy interesante que, como casi todas las de Llamazares, me ha dejado un sentimiento de nostalgia o melancolía y unos momentos posteriores para la reflexión. No os la perdáis. Os recomiendo su lectura.