– Mi lengua no es la más rica -reflexiona Robert. – ¿Por qué escribir en flamenco, una lengua situada entre las dos grandes tradiciones de Francia y Alemania? -se pregunta. – Porque me coloca en el mundo como persona -dice en voz baja, apretando los puños mientras repara en las gotas de agua que se estampan contra el suelo.
Fragmento de la novela Lo que mueve el mundo, de Kirmen Uribe.