Cuando todo parece perdido puede ser que una luz aparezca en el horizonte, aunque sea a través de todo lo que ya se ha roto y se tardará mucho tiempo en recomponer.
Vivimos tiempos convulsos donde impera la sinrazón y las pocas ganas de entendimiento, y cuando mi corazón está herido no tengo mejor bálsamo que la poesía. Hoy recurro a la del gran poeta Gabriel Celaya, al que tuve el honor de conocer personalmente.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.