La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Necesito una puta tregua


Portada del libro

Portada del libro

NECESITO UNA PUTA TREGUA

Textos: Javier Viadero

Fotos: Andrés Díez Delgado

SBQ Solidario

 

Siempre es difícil comentar un libro, sobre todo si has disfrutado con su lectura, porque sabes seguro que serás incapaz de plasmar por escrito todos los sentimientos que ha despertado en ti.  

Esa es la sensación que me ha producido Necesito una puta tregua, porque todos necesitamos una tregua, un alto en el camino de la cotidianidad para poder reflexionar y eso es precisamente este pequeño gran libro. ¿Son relatos, son pequeños cuentos, son vivencias? En mi opinión son un conjunto de magníficas reflexiones.

A alguien le puede extrañar que este hombre tan grandote escriba estos relatos plenos de sensibilidad, pero a mí no me ha sorprendido nada el comprobar que un cuerpo tan grande alberga un corazón del mismo tamaño, porque esa sensación me causó cuando le conocí.

Mar Cantábrico

Mar Cantábrico

En Necesito una puta tregua podemos encontrar textos como Ya habíamos aprendido, donde nos describe ese momento en que se deja la adolescencia, esa edad en la que crees saberlo todo cuando en realidad aún no sabes nada. La ironía nos da la bienvenida en Se quedó sin trabajo. Napalm es la indignación más absoluta. Si la ternura se pudiera ofrecer a manos llenas, escogería Esta tarde. Para los escépticos que dicen no creer en el amor, nada mejor que leer Vete a la puta mierda.  Y así podría comentar cada uno de los escritos. Y escondido en cada uno de ellos, el mar. El mar furioso y tranquilo, frío y cálido, altivo y sumiso se cuela entre sus letras y respira por los poros de su piel. Y todo ello, adornado con unas fantásticas fotografías en blanco y negro de Andrés Díez Delgado, que refuerzan los escritos.

Además de todas estas razones para leer estos escritos hay otro muy importante para comprarlo, y es que todo lo obtenido con la venta de este libro se destina a los proyectos de SBQ Perú, así que ya veis que es otra buena razón para comprar el libro.

Si queréis participar en este proyecto comprando el libro os dejo la dirección de correo electrónico del autor viaderomeruelo@gmail.com y estoy segura de que Javier Viadero os enviará tantos ejemplares como deseéis recibir.

¡Felices lecturas, amigos! 

2014 © chelopuente


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En el país de los libros


Portada del libro

Portada del libro

EN EL PAÍS DE LOS LIBROS

Quint Buchholz

Traducción de Juan Andrés García Román

Ed. Nórdica libros

Cuentan que estaba una tarde -en su despacho- el escritor y editor alemán Michael Krüger con el pintor, dibujante e ilustrador Quint Buchholz  viendo sus trabajos. Tenían las hojas extendidas por el suelo, cuando se dio cuenta de que no era difícil reconocer lo que las unía a todas, que era una especie de declaración de intenciones para representar un libro. El papel, la máquina de escribir, la pluma… justo en el momento en que nace la historia y comienza a transmitirse.Quint Buchholz

Realmente, lo que Buchholz había hecho era dibujar una especie de Historia de la Literatura, a través de un libro que va por el mundo recogiendo historias o repartiéndolas. Es por ello que nació la idea de enviar un dibujo de Buchholz a un número importante de autores de diferentes países, con el fin de que escribieran las historias que se ocultaban en sus dibujos. Y así, casi por casualidad, nació En el país de los libros, este libro que hoy 10 de febrero cumple un año desde que llegó a las librerías.

Una brevísima reseña aparece en la ficha de la web de la Editorial Nórdica, que es un resumen perfecto de lo que sería este libro que prometía ser una joya: «Este libro es una declaración de amor a la diversidad y singularidad de los libros, una guía de viaje al reino de los lectores, poblada de indicios y huellas duraderas».

Por mi parte, no tengo nada más que deciros sino que os recomiendo que comprobéis por vosotros mismos las delicias de este singular libro. 

¡Feliz lectura, amigos!

febrero, 2014 © chelopuente

 

 


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Beso de mar


corazon chocolateNuestra amiga Gaviota nos ha invitado a participar en un juego. Se trata de escribir un pequeño relato, real o ficticio y publicarlo en su blog (http://gaviotasconamor.wordpress.com)

Estas son las normas que han de cumplirse para participar en este juego que nos ha propuesto Gaviota:

1.-  Recordar que cada relato debe reflejar que se trata de participar en el juego de Gaviota.

2.- Cada participante nominará a otros seis para que participen.

3.- El plazo de publicación de relatos termina el próximo domingo día 15 de diciembre, éste incluido.

4.- Para determinar el ganador se tendrá en cuenta el número de “Me gusta”.

5.- El ganador se dará a conocer el viernes día 20 de diciembre, y lo publicará Gaviota en su blog.

6.- El ganador se llevará el premio honorífico Corazón de chocolate.

A mí, me ha propuesto nuestra amiga María, del blog (http://temiromemiras.worpress.com) y yo propongo a:

Bárbara García Carpi  (http://laestirgaburlona.wordpress.com/)

Libe Li  (http://libelia.blogspot.com.es/)

Diario de Palabras  (http://diariodepalabras.wordpress.com)

Alberto Dieguez   (http://desafectos.wordpress.com/)

Carlos Efron  (http://despuesdelsexo.wordpress.com/)

Javier   (http://blocdejavier.wordpress.com/)

Y ahora, aquí os dejo mi relato.

BESO DE MAR.

De Algeciras a Estambul pintas mis días de azul…

Me dejo mecer en tu vaivén, me dejo abrazar por tus olas, me impregnas de sal cada poro de mi piel. Me siento en la orilla y tu brisa seca las gotas de agua y tus olas bañan mis pies, que se hunden poco a poco en tu arena. La mirada perdida en el horizonte, con la vista dirigida siempre a la izquierda, quizá porque a la derecha te alejas hasta desaparecer a pocos kilómetros, quizá porque hacia la izquierda te queda mucho viaje por hacer. Es entonces cuando te veo llegar -blanca, agitada, altanera, llena de espuma- vienes con ganas de romper con fuerza y recoger todos mis anhelos. Llévame contigo, ola, llévame a recorrer todos aquellos preciosos lugares que Málaga Julio'11 074ya vi alguna vez y a aquellos donde nunca estuve. Podías llevarme cabalgando en tu lomo a ver a mi amor, pero ya lo sé, quieres ir sola -en absoluta libertad- para bañar arenas, para pulir rocas, para mecer barcos, para salar pieles, para susurrar al oido…

Estoy segura de que esta noche dormirás en aquella cala solitaria de Cadaqués, al abrigo de las rocas; pasearás tu andar altivo por las playas de Niza; te impregnarás de siglos de historia al bordear Italia; te llenarás de belleza al pasar por Grecia y recorrer sus pequeñas islas; llegarás a Estambul al atardecer, cuando el muhecín llame a la oración, cuando su luz convierte la ciudad en irreal. En Alejandría, esperarás la llegada de las aguas del Nilo que te traerán noticias de los viajeros; pasarás por Túnez, y quien sabe si no acariciarás un ánfora sepultada durante siglos en las arenas del fondo del mar de Cartago.

Y después de este viaje, volverás a mi playa, donde te esperaré anhelante en la orilla para que me cuentes tu viaje. Llegarás exhausta, impregnada de la belleza de tu recorrido -suavizada y tímida- te acercarás a bañar mis pies.

Cuéntame ola, cuéntame lo que has visto, qué poemas nuevos encontraste. No te oigo, ola, me hablas tan bajito… ¿me traes un mensaje?… ¿sí?… ¿has recorrido miles de kilómetros con un mensaje para mí?… ¡vaya!, pero si es un beso de mar…  ¡Gracias, ola!… y entonces percibo una suave brisa en la nuca, una caricia en el cuello y en los labios, un sabor a mar.


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Paradero desconocido


paradero desconocidoPARADERO DESCONOCIDO

Kressmann Taylor

Edit. RBA, 2010 (Edición especial)

 
Esta breve novela de apenas 80 páginas, narra la historia de dos grandes amigos Martin y Max que montan una galería de arte en California. Uno de ellos, decide volver a su Alemania natal con su familia y a partir de aquí se suceden una serie de cartas con las que se comunican.

Cuando Martin llega a Munich, un -aún desconocido- Adolf Hitler comienza a dar qué hablar, y poco a poco, a través de las cartas -que se intercambian entre ellos- se aprecia el avance del nazismo, y el cambio que se va produciendo en Martin
Kressmann_Taylor_Kathrine
 

La primera vez que se publicó Paradero desconocido fue en la revista estadounidense Story, en septiembre de 1938 y causó un gran interés. En 1939 Simon & Shuster lo publicó en forma de libro y vendió cincuenta mil ejemplares, algo insólito para la época. Hamish Hamilton lo publicó en Inglaterra, igualmente con gran éxito, y empezó a traducirse a otros idiomas. 
También se publicó en Amsterdam, pero ya la mayor parte de Europa estaba dominada por Hitler, y la edición desapareció, pasando a formar parte de los libros prohibidos por el Reichskommisar.

Hicieron falta sesenta años más, para que este libro volviera a editarse en Europa, y  la editorial RBA nos ha sorprendió en 2010 con esta edición especial.

 
Ya en 1938 The New York Times Book Review dijo de él que era…
 
«la más efectiva denuncia contra el nazismo publicada en literatura de ficción».
 
Os recomiendo esta  hora de lectura intensa e interesante. Leer para recordar, leer para no olvidar…

¡Feliz lectura, amigos!

noviembre, 2013 © chelopuente


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En clave de pasión desde Marylebone


Portada del libro

Portada del libro

EN CLAVE DE PASIÓN DESDE MARYLEBONE

María G. Vicent

Edit. Letra Clara

Que me encantan los libros de relatos cortos, es algo con lo que convivo felizmente desde hace muchos años. Tienen la ventaja de la novela y la del cuento al mismo tiempo. Otra de las ventajas del libro de relatos es que puedes empezarlo por el final, por el medio, por el principio o por donde quieras, incluso puedes leer un relato hoy y otro dentro de unos días, porque no necesitan continuidad, o no leer ninguno más.

Sin embargo, eso no ocurre si tienes entre las manos En clave de pasión desde Marylebone de María G. Vicent, porque cuando terminas un relato, estás deseando comenzar el siguiente y el siguiente, así hasta que acabas el libro, dejándote con las ganas de leer más.

maria g vicent

María G. Vicent

Doce relatos escritos desde la observación de las reacciones de las personas. Es como si en cada relato viéramos reflejada una condición o una emoción del ser humano. La exaltación de la belleza en La casa de cristal; la amistad incondicional en Clara, esa amistad duradera por eterna, llena de encuentros y desencuentros, pero incondicional al fin y al cabo; conseguir ser la importante, aunque solo sea por un instante, es lo que le ocurre a la protagonista de La mediana; con Mamita, nos pasea un amor, que perdura a través de los años, por una casona de La Habana Vieja; y así uno tras otro nos regala un cúmulo de emociones en forma de relato, narrados con una prosa muy poética, lo que les confiere un aire casi de poema.

A estos relatos se le suman unos breves comentarios iniciales, que nos acarician con las sensaciones de lugares de una ciudad magnética como es Londres. Un Londres, visto, paseado, observado, disfrutado y vivido plenamente por la autora y que nos dejan una huella imborrable.

En definitiva, una lectura muy, pero que muy recomendable, si deseas disfrutar de la magia de las palabras.

¡¡Feliz lectura, amigos!!

septiembre, 2013 © chelopuente

                                  
Si os apetece seguir leyendo lo que escribe María G. Vicent,
os invito a que visiteis su blog.

Estoy segura de que si entráis, no querréis salir.

http://temiromemiras.wordpress.com/

 


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Si me pierdo, búscame.


Mientras caminaba, su silueta se reflejaba en los escaparates. Era una mañana fría de otoño, casi de invierno -como eran los otoños allí- así que se ajustó el cinturón de su abrigo color camel -aquel que tanto le gustaba y con el que se sentía tan a gusto- para quedar envuelta en la calidez del cashmere; estiró sus guantes de piel marrón, se anudó la bufanda de cuadros para protegerse el cuello, y se puso el gorro que dejaba ver un trozo de su corta melena. Ahora se encontraba mucho mejor, ahora se sentía resguardada de esa brisa fría.

Tomarse esos días libres había sido una decisión repentida, poco reflexionada, inusual en ella, pero había sentido esa necesidad. Las ansias de perderse o la necesidad de encontrarse, no sabía muy bien lo que había sido. Ahora con Internet era sencillo organizarse una escapada, y aquella misma noche, en un momento compró los billetes de avión e hizo la reserva en aquel hotel de la Rue de Sevres que le gustaba, porque estaba en una zona agradable y cercana a los sitios por los que deseba pasear.

Llevaba ya dos días allí y esa mañana iba sin rumbo, sin un destino cierto, cuando pensó que era una buena hora para callejear hasta la Place des Vosges y visitar la pequeña tienda de antigüedades, donde aquel anciano reunía los más bellos objetos. Recordaba perfectamente la primera vez que visitó esa tienda -de éso hacía ya bastantes años- y de aquella visita aún conservaba con un cariño especial, una caja redonda de alabastro blanco. Después se dirigiría a la zona de Notre-Dame, entraría en la catedral y como siempre, se sentaría un tiempo a observar cada detalle de su interior. Quizá se quedara a comer en el bistrot que había allí en la plaza. Si iba temprano podría sentarse a comer en una de las mesas junto al ventanal, desde donde se veía una preciosa vista de la fachada de la catedral. Después iría a curiosear a los bouquinistes, donde seguro encontraría aquellas postales con fotos antiguas de París que tanto le gustaban. Tomaría café en alguno de los cafés de la zona y volvería al hotel a arreglarse… tenía una entrada para la ópera.

Aún no sabía muy bien qué hacía allí esos días -y ya era viernes- aún no sabía qué hacía en París ella sola, qué buscaba, de qué huía, qué esperaba encontrar, qué iba a decidir… Mientras caminaba bajo una leve lluvia que había comenzado a caer, esa lluvia que hacía que todo brillara, recordó cuando le dijo a su marido que se iba a París.

– ¿Cuándo quieres que vayamos? – le había respondido él. 
– No, Pablo, me voy yo sola, quiero ir yo sola.
– ¿Qué ocurre, María?,  ¿qué pasa en esa cabecita? – le había preguntado mientras le acariciaba la frente.
– ¿Recuerdas lo que te he dicho siempre? – le preguntó María.
– Sí… «si alguna vez me pierdo, búscame en París» – ¿estás perdida, María?.
– Quizá allí pueda encontrarme. Te compraré un bonito regalo – contestó con una leve sonrisa.
– Mi regalo será que desees volver.

Mientras iba pensando todo ésto, había llegado a los soportales de la Place des Vosges y, parada delante del escaparate de la tienda de antigüedades, antes de entrar sacó su móvil del bolso y llamó a Pablo. 

– ¿Crees que podrías arreglarlo todo para venirte mañana? – le preguntó.
– ¿Que ocurre, María? – se asustó Pablo.
– Que sólo deseo estar contigo.
– Organizo a los niños y te llamo para decirte a qué hora llego.
– Gracias, amor.

Entonces, empujó la puerta y recibió aquel Bonjour, madame con una amplia sonrisa de felicidad.

Chelo Puente, abril 2011.


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Niños de sol…


Aquella mañana de lunes soleado, un grupo de unos diez pequeñines, con su maestro, venían del Pabellón Infantil, una vez terminada la actividad preparada para ellos. Sentados en círculo en el suelo escuchaban atentos las instrucciones de su maestro, que les iba a permitir moverse por algunas casetas. 

Me encanta observar estos pequeños grupos de chiquillos custodiados por sus maestros, y comprobar sus rostros que delatan orígenes hetereogéneos y afianzan la fascinante multiculturalidad.

Llegaron a mi caseta… apenas asomaban la nariz por encima de la mesa, y yo les enseñaba los libros de pequeños, los cuentos para los más pequeñines que comienzan a conocer las letras, que se inician en el fascinante mundo de la fantasía escrita. Fue entonces cuando uno de ellos me preguntó si tenía algún libro que valiera un euro. Yo le dige que no había ningún libro que costara un euro. Su carita quedó entristecida, y nos contó que quería llevarle un regalo a su mamá. Le regalé un marcapáginas con las ilustraciones de Rébecca Dautremer de Alicia en el País de las Maravillas, para que se lo llevara de regalo a su mamá. 

– Oh, éso sí que es un bonito regalo para tu madre -le dijo su maestro. 
– ¿Te gusta? ¿Quieres tú otro? -le digo sonriendo.
– Me encantaría, pero supongo que los tienes para regalar con el libro…
– Bueno… se lo regalo a quien sabe apreciarlo.
– ¡¡Gracias!!

Y se marcharon los nenes con su maestro. No sé quién se fue más contento si el nene con el regalo para su mamá o el maestro con su regalo.

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2011 © Chl