EL LATIDO DEL AGUA
Felicitas Rebaque
Edit. Everest – noviembre, 2011
Hace un par de semanas que lo leí, cuando tuve la oportunidad de asistir a la presentación del libro aquí en Barcelona, y el inmenso placer de conocer a Felicitas Rebaque. Pero, no me gusta escribir del libro leído hasta que han pasado unos días, hasta que se me han asentado las emociones y puedo hablar de él con una cierta objetividad.
El latido del agua habla de dos mujeres que viven en una aldea de las montañas de León. Abuela y nieta esperan lo inevitable, Esperanza espera con serenidad su muerte en el ocaso de la vida; Lucía espera el resurgir de la vida en su juventud casi adolescente; y ambas esperan en paz las señales de la Naturaleza.

Felicitas Rebaque
Esperanza y Lucía son los dos personajes principales de la novela de Felicitas Rebaque, además de Tino y otros personajes del pueblo donde viven. Sin embargo existe otro personaje dentro del libro, un personaje que no es una persona pero habla como si lo fuera, que no es una persona pero hace sentir como si lo fuera; me refiero a la Naturaleza.
No creo que haya sido casualidad el que la autora haya utilizado los nombres de Esperanza y Lucía para sus dos mujeres, porque a mí me ha parecido que son una maravillosa metáfora en sí mismos. Esperanza es la esperanza de la vida que le queda por vivir a Lucía; y Lucía es la luz para Esperanza y la ayudará a morir en paz cuando el arroyo se seque.
Desde la primera página empiezas a disfrutar de la quietud de la historia, de la maravilla de sus paisajes, de la serenidad de sus diálogos, del encontrarse con el silencio de la Naturaleza que habla a veces a gritos y se rebela -como le ocurrió a Gerardo- cuando se la agrede.
No acostumbro a encajar los libros en una temática determinada, pero si me preguntaran por la novela de Felicitas, diría que es un libro de Amor, y digo Amor así con mayúsculas, porque trata del Amor entre Esperanza (abuela) y Lucía (nieta); del Amor entre Lucía y Tino; pero sobre todo y por encima de todo es un libro de Amor por la Naturaleza, y ése es un aspecto que la autora ha trasmitido con una sensibilidad asombrosa.
¡¡Feliz lectura!!
Chelo Puente – octubre, 2012