Para este primer miércoles del nuevo año os traigo un fragmento del poema Hasta que te encuentre, del poeta
EL PRÍNCIPE DE LA DULCE PENA
incluido en su poemario El cementerio de los versos perdidos. Pero… ¿sabéis quién es este
Príncipe de la dulce Pena?
… seguiré esperando… a que la calma a mí regrese, esquiva, tramposa…; a que la templanza
bañe la orilla
de la tormenta que sacude
el valle de mis miedos,
donde se siembran las dudas
y las recolecta el fracaso;
donde la sequía de sueños
lleva mi alma al ocaso…
Para este miércoles casi prenavideño os traigo un poema de una mujer muy singular que vivió fuera de las normas de su tiempo. Se trata de la hondureña
CLEMENTINA SUÁREZ
la primera mujer que publicó un libro en Honduras. Un referente de la poesía de vanguardia de su país apenas es reconocida la poesía de la que llamaron la mujer nueva, por su vida bohemia y porque este espíritu se aprecia en su estilo poético lleno de simbolismos.
En estas últimas semanas no he publicado comentarios de mis lcturas y os preguntaréis si es que no he leído, pues sí, he leído más que he escrito, así que procuraré ponerme al día. Y hoy os dejó con un fragmento de un poema que parece que escribió el gran
JORGE LUIS BORGES
y que viene bien para expresar lo que siento.
POEMA DE LOS DONES (Fragmento)
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche.
A punto de comenzar el otoño hemos reanudado los miércoles de poesía hoy, de la mano de una gran poetisa de la que ya os he mostrado varios poemas
ISABEL F. BERNALDO DE QUIRÓS
Este poema es especialmente significativo para personas que, como yo,
hace muchos años que dejamos de ser niñas y que ahora nos hemos convertido en madre de nuestros padres.
ÚLTIMOS PASOS
Con la misma ternura y delicadeza que un día condujo a su pequeña en sus primeros pasos, hoy, la niña que ya es abuela, roza el tiempo y lleva de la mano a la madre en sus últimos pasos.
Poema de su poemario Luz velada, de Edicines Vitruvio
Hoy es un miércoles de poesía un poco especial. Es el primero después de las vacaciones y además quiero utilizarlo para dar las gracias.
Como cada verano, he pasado unos días en mi pueblo aunque, en honor a la verdad, no es mi pueblo realmente. Es el pueblo de mis padres y en el que he pasado muchos veranos de mi infancia. Se llama Retuerta y es pequeño, de pocos habitantes (deben ser unos 60 ó 70 las personas que viven allí todo el año), bañado por el río Arlanza, con bosques, monte y un sinfín de lugares maravillosos para disfrutar. En él me inspiré para crear Villaduero, el pueblo inventado al que va de maestra Luisa, uno de los personajes de mi novela, La bolsa de lana azul.
Durante el tiempo que he estado allí he recibido felicitaciones y enhorabuenas por la novela y yo cada vez estaba más sorprendida de que hubiera llegado la noticia a un lugar tan pequeño, donde más de diez personas la habían leído y me comentaron lo mucho que les había gustado. Y yo, tímida y sonrojada al oir sus alabanzas, no podía estar más contenta, porque son personas a las que aprecio mucho.
Por todo esto, hoy sólo quiero dar las gracias a estas personas, a las que conozco hace muchos años y con algunas he compartido juegos y travesuras en la infancia. También quiero dar las gracias a todas las personas que me habéis leído y en especial, a las que además me habéis dado vuestra opinión. A todos ¡Gracias!
Y para este agradecimiento, no se me ocurren mejores versos que los de la gran
Mercedes Sosa.
Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado el sonido y el abecedario Con él las palabras que pienso y declaro Madre, amigo, hermano y luz alumbrando La ruta del alma del que estoy amando.
Hoy publico el último poema antes de vacaciones y he elegido este tremendo de la poetisa rusa
ANNA AJMÁTOVA
una de las mayores representantes de la literatura de la Edad de Plata rusa.
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EL ÚLTIMO BRINDIS
Bebo por nuestro destruido hogar, por la terrible vida mía y por la soledad existente entre los dos. Por ti también bebo, por la mentira de aquellos labios que me traicionaron, por tus apagados y fríos ojos, porque el mundo es malvado y cruel y por Dios, que no nos salvó.