Querido amigo:
Ya sé lo que me vas a decir: que hace muchísimo que no te escribo, y tienes toda la razón, pero ya sabes que mi vida ha cambiado mucho desde el último email que te envié, y que he estado liada. ¿Cómo que con qué? Pues con mis cosas, ya lo sabes.
Pero bueno, vamos a dejarnos de soliloquios que yo lo que quiero es contarte una cosa que le pasó el otro día a mi amiga, la que tiene dos hijas… Nooo, esa no. Es la que tiene dos hijas pequeñas ¿Te acuerdas ya de la que te digo? Esa es. Bien, pues estaban a punto de empezar a comer un sábado en casa, y mi amiga había preparado spaguetti a la boloñesa, que le salen riquísimos. Pero como ella se quiere quitar esos kilitos que todos cogemos en Navidad, se había preparado una pechuga de pollo a la plancha con una ensalada verde, ya sabes, para adelgazar un poquito.
Fue entonces cuando se desarrolló esta conversación… claro que sí, entre las niñas y mi amiga, que estaban solo las tres… Ay, es que hoy te lo tengo que explicar todo. Como decía, esto fue lo que sucedió:
– Mami ¿tú no comes spaguetti? -le preguntó la pequeña que tiene tres años.
– No, tesoro. Yo voy a comer este rico filete de pollo con esta ensaladita tan fresca -le contestó mi amiga para animarse a sí misma.
– ¿Por qué, mami? -insistió la pequeña, como hacen los niños a esa edad.
– Ay, pues porque mami está todavía con la desengordación -le contestó la mayor que tiene cinco años y que ya va teniendo muy claras las cosas.
Te puedes imaginar cómo se quedó mi amiga y la risa que le entró al escuchar la respuesta de su hija, tan resuelta y contundente. Y es que, ya se sabe, con los niños pequeños te encuentras con estas sorpresas.
Bueno, querido amigo, ya te dejo, que me entretengo y ahora tengo que hacer muchas cosas. Sí, que sí, que no voy a estar tanto tiempo sin escribirte, pero total si tomamos café juntos todas las semanas. Ya, ya, ya lo sé, que te gusta que te escriba. Pues lo haré.
Besitos.
2020©chelopuente