La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Andando el tiempo


Ana María Moix

Ana María Moix

Esta pasada semana nos dejaba la escritora y poeta

ANA MARÍA MOIX

y este miércoles de poesía, la recuerdo.

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ANDANDO EL TIEMPO

Andando el tiempo se verán las caras, esos que gritan por las esquinas viva la
revolución. Degeneramos, compañeros. Preguntad al mozo de telégrafos si le gusta la
historia de Rossy Brown.

Rossy partió bajo la luna, una noche de fiesta en casa de Míster Brown. Un caballero la
envolvió en su capa y a sus sueños la llevó.

Regresó luego, triste y perdida, y a los pies de la mamá sollozó: Yo no sabía qué me
decía aquella noche, verbena de San Juan, cuando dije estoy cansada y tengo sueño,
mañana ya os veré. Tengo una herida y un hijo muerto. Sólo su capa Jim me dejó. Era
mi dueño, y aunque lo digan, Jim nunca fue salteador.

Lo saben Rossy y la cocinera que en el ajo estuvo en la ocasión: Jim vuelve siempre. De
madrugada su canción canta a las muchachas de negros ojos y dulce voz:

Un amor tiene cualquiera
pero Dulce Jim, no.

Y es que el mozo de telégrafos está enamorado, y no sabe qué hacer para que la hija
de la portera entienda que no es muchacho del montón.

Ana María Moix – Barcelona, 1947 – 2014

marzo, 2014@chelopuente


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Hablando de Ray Sorel


ray sorelCorrían los años 60 y un joven ventinteañero barcelonés -que hoy hubiera cumplido 72 años- hacía sus primeros intentos para ser el escritor que luego fue… TERENCI MOIX.

Sus primeros escritos fueron novelas que escribió por encargo, para ser vendidas en los quioscos y que merecerían un comentario aparte.

Algunos os preguntareis cómo este ávido lector de Henry James, Scott Fitzgerald, Shakespeare o Dante, sucumbió a este tipo de trabajo, pues bien, solo puede ser por dos causas: había que sobrevivir o había que aceptar lo que fuera para poder ver publicados sus escritos. Particularmente creo que, en el caso de Ray Sorel, ambas causas confluyeron.

El seudónimo Ray Sorel es la mezcla de su nombre traducido al inglés y el apellido que tomó de Julien Sorel el protagonista de Rojo y Negro de Stendhal.

Ray, ávido de cultura, trabajó en la Editorial Mateu (hoy desaparecida) donde realizó trabajos de rotulación, de compaginación y de guionista de fotonovelas. Esto le permitió acceder a la magnífica biblioteca de la editorial y gozar del estímulo del editor.

Por su primera novela de encargo, recibió 7.000 pesetas, que le permitieron alquilar un estudio en la zona de Passeig de Gràcia, cerca de donde hoy se encuentra el Hotel Casa Fuster y que, seguramente, le permitió seguir escribiendo y llegar a publicar más de 30 obras -como No digas que fue un sueño, Mujercísimas, Venus Bonaparte, El sueño de Alejandría o El arpista ciego– que hubieran sido más, si en 2003 no nos hubiera dejado.

Yo, solo espero, que, allá donde esté, siga escribiendo porque, cuando me reúna con é,l quiero tener sus lecturas preparadas.

¡Hasta siempre Ray, hasta siempre Terenci!.
IN MEMORIAM…

enero, 2014 © chelopuente