Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo.
De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció.
Ganadora del Óscar al Mejor Actor para Casey Affleck, Mánchester frente al mares un drama magníficamente interpretado por Casey Affleck, sobre el que planea el peso de la culpa que lleva soportando varios años, desde que un hecho espantoso le destrozó la vida a él y a toda su familia.
Diría que Lonergan ha cocinado esta película a fuego lento (se lo he oído decir a algún crítico) y es cierto. La película, de dos horas de duración, va desgranando las imágenes hasta dar con la clave que hace que sepamos por qué Lee Chandler, su protagonista, está en este mundo como si fuera de paso, ajeno a cualquier emoción.
A algunas personas les ha parecido demasiado larga y algo lenta pero a mí no. Ni una cosa ni la otra. Creo que dura lo necesario y que la velocidad a la que va fluyendo es la adecuada para ir asimilando el drama que discurre en ella.
Si antes hablaba de la magnífica interpretación de Casey Affleck, no hay que olvidar la de Lucas Hedges, que da vida al sobrino que se ha quedado huérfano, y la de Michelle Williams que interpreta el papel de la mujer de Lee Chandler y con el que compartió el drama que rompió con su relación. Una película muy recomendable.
AUTORA:Mercè Rodoreda ADAPTACIÓN: Carles Guillén y Joan Ollé TRADUCCIÓN: Celina Alegre y Pere Rovira DIRECCIÓN:Joan Ollé
REPARTO:Lolita Flores
ESPACIO ESCÉNICO Y VESTUARIO: Ana López Cobos ILUMINACIÓN: Lionel Spycher MÚSICA ORIGINAL: Pascal Comelade AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Irma Correa
La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda, se desarrolla en los años de la posguerra. Cuenta la historia de Natalia “La Colometa” una chica que se siente perdida en el mundo. Huérfana de madre, verá partir y morir a sus seres queridos, pasará hambre y miseria y se verá muchas veces incapaz de sacar adelante a sus hijos.
La novela es una crónica fiel de la Barcelona de posguerra y de cómo marcó este periodo histórico a sus habitantes, en este caso a los habitantes de esta plaza ubicada en el típico barrio barcelonés de Gràcia.
Mercè Rodoredaestá considerada una de las escritoras de lengua catalana más influyente de su época y su obra se ha comparado a veces, por su estilo y su capacidad descriptiva, con la de Virginia Woolf, y esta novela es el germen de la magnífica adaptación de Ollé al teatro.
Lolita Flores
Aparentemente extraña que la representación no sea en catalán, lengua original de la novela de Rodoreda, pero se entiende al ver la sensacional interpretación de Lolita Flores, en el personaje de Natalia, la Colometa. Es como si Joan Ollé hubiera preparado este personaje para ser interpretado por Lolita Flores, que se funde en la esencia de Natalia.
El escenario está desnudo. Sólo un banco de la calle le sirve a La Colometa, ya madura, para ir deshilando cada uno de los momentos de su vida: los trágicos y los felices. Alrededor del banco sólo una guirnalda de luces van acompañando los momentos de la narración, y nada más. Parece claro que la adaptación que realizó Joan Ollé pretendía centrar toda la atención en el personaje y su monólogo, sin objetos que pudieran desviar esa atención
Estructurada con un único personaje, con un monólogo interpretado por Lolita Flores que ha dotado a Natalia de la fuerza que la caracteriza en los escenarios. Un monólogo a modo de reflexión interior y desgarradora de lo que fue su vida. Una vida que puede resumirse con una frase que recoge toda su esencia: «Lo que a mí me pasaba es que no sabía muy bien por qué estaba en el mundo.»
Por mi parte nada más que añadir, salvo que he disfrutado muchísimo de la magnífica interpretación, como lo demostró el largo y continuado aplauso al final de la obra. Igual que disfruté, hace muchos años ya, de la lectura de la novela La plaza del diamante.
Mi recomendación es que no os perdáis ninguna de las dos, ni la novela ni la obra teatral. Para la obra teatral os tenéis que dar prisa si queréis verla en el Teatro Goya, de Barcelona.