JEZABEL
Irène Némirovsky
Traducción de José Antonio Soriano Marco
Edit. Salamandra, 2012
Jezabel es la última novela que he leído de la escritora ucraniana Iréne Néminovsky (1903-1942) a la que admiro desde el mismo día que me dejó fascinada con su brevísima novela El baile, y de la que siempre pienso que nos habría regalado infinitos momentos de placer lector, de no haber muerto trágicamente en un campo de concentración con solo 39 años.
En Jezabel, la bellísima, rica y sexuagenaria Gladys Eysenach se enfrenta a un juicio en el que es acusada del asesinato de su presunto amante, el veinteañero Bernard Martin. Gladys es una de esas personas de la alta sociedad que recorre Europa de fiesta en fiesta, envidiada por las mujeres y deseada por los hombres. En el juicio ve como se realiza un recorrido por toda su vida: su nacimiento en Uruguay, su infancia, el exilio, su matrimonio, la tortuosa relación con su hija… y poco a poco nos vamos adentrarnos en la psicología de este magnífico personaje que vive toda su vida obsesionada por la belleza y la juventud. Pero, ¿qué se esconde detrás de la trágica muerte del jovencísimo Bernard? ¿qué hace que una mujer de mundo como Gladys se vuelva loca por un joven tan anodino como Bernard?.
Es tal la obsesión de Gladys por la belleza y la juventud, que le llevan a vivir una vida totalmente falsa, llena de mentiras sobre su edad, que desembocan en acciones tremendas con respecto a su hija, derivando en una obsesión enfermiza por tratar de mantener una eterna juventud.
Puede que esta novela -escrita en 1936, cuando tenía ya 33 años- tenga bastante de autobiografía, ya que la propia Irène tuvo una madre que -como Gladys- también fue una mujer muy bella y poderosa que la hizo sufrir muchísimo, dado que nunca la quiso y por ello fue criada por distintas niñeras. Fanny -era el nombre de la madre- no podía soportar la idea de perder su juventud y su belleza, y ésto se hizo tan obsesivo que vestía a Irène de niña -aunque ya era más que una adolescente- para ocultar su edad. Esta situación provocó un alejamiento profundo y duradero de su madre. Es muy probable que con Jezabel, la propia Irène Némirovsky deseara vengarse de ella, de lo que la hizo sufrir y de su absoluta falta de amor.
El título es sin duda una alegoría al personaje de la Biblia –Jezabel– que utilizaba sus encantos para manipular a quienes la rodeaban, y todo ello con una narración que nos proporciona una mirada, bastante crítica, de la festiva y ociosa clase burguesa a la que la propia Némirovsky pertenecía.
Hay libros que nos gustan, otros nos gustan mucho, otros muchísimo, pero luego están los que, como éste, fascinan.
¡¡Feliz lectura, amigos!!
octubre, 2013 © chelopuente