El emperrado corazón amora.
Juan Gelman – Buenos Aires, 1930
Editorial Tusquets – mayo, 2011
La casi total ausencia de anécdota; la superposición de imágenes y planos que van cercando el meollo para que éste, por ausencia, brote; el alterne de tonos coloquiales y cultos; la invención de palabras y verbos para crear o plasmar nuevas emociones, como el amorar (de «amor») del título, y el uso de conceptos propios de los místicos españoles, son algunos de los rasgos que caracterizan su poesía.
Y así, con un portentoso dominio del lenguaje, al que lleva a límites que pueden antojarse imposibles, Gelman aborda el amor, la (perra) injusticia, el dolor y el mal, para dar una visión rota de la naturaleza humana. Pese a todo, a veces la tensión se resuelve en la serenidad, quizá gracias a la perseverancia del corazón y a «la hermosura que vaga agarrada a todas las cosas».
Con El emperrado corazón amora, Juan Gelman vuelve a cumplir con riesgo y complejidad esa voluntad de que «El poema viene de más abajo de la vida porque surge de honduras aún innominadas, es denso, sin concesiones; cuestiona y suscita más que explica»
No lo digo yo, lo decía el gran Mario Benedetti… «Gelman consigue meter el corazón del lector en un puño, y luego abrirlo, despacito, para que el mundo vuelva a latir».