Cómo me gustaría que un día mis nietas dijeran esta frase: Mamá, ya no soy feminista, porque no hace falta, porque ya no es necesario, porque me encantaría que un día este vocablo desapareciera del diccionario por desuso de su significado.
Me viene a la memoria que esto es como lo del Día de la lucha contra el cáncer, Día de los derechos de los niños, Día contra el maltrato, etc. Si necesitamos tener un Día de… es que algo va mal.
Hoy, que es otro Día de… la mujer, en este 8 de marzo, pienso en que no es necesario tener el Día del hombre y eso quiere decir muchas cosas. Quiere decir que aún hoy soy feminista, hace falta que sea feminista, que tengo que ser feminista porque es mi obligación como ciudadana y como mujer que lucha por sus derechos, para que estos no sean mejores que los del hombre sino iguales, de derecho y de hecho.
Cuando la brecha salarial sigue siendo una realidad latente, cuando el acceso de la mujer a los círculos de poder no está vetado de derecho pero sí de hecho, cuando siguen existiendo los techos de cristal, cuando se piensa en la conciliación de la vida profesional-familiar para las mujeres, cuando algún juez sigue preguntando por qué iba sola a esas horas de la madrugada, o si no piensa usted, señorita, que con ese atuendo iba demasiado provocativa… cuando todo esto sigue ocurriendo cada día, no puedo ser otra cosa que feminista, feminista hasta la médula. Pero es que si fuera hombre tampoco podría ser otra cosa que feminista.
Pero, sobre todo tengo que ser feminista cuando 16 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en las escasas cuatro semanas que hacía que había empezado este siniestro 2017 para la violencia machista. Con este dato tan siniestro ¿puedo ser otra cosa que no sea feminista?.
Yo no sé donde está la solución, ni creo que exista una solución mágica, pero sí dónde no está: no está en la dejadez de la educación, no está en que se sigan admitiendo chistes machista, homófobos y peor aún insultos y violencia verbal e incluso física. La solución no está en aquello de la maté porque era mía, porque eso no es amor, ni nada que se le parezca. No, amigo hombre, no eres más hombre porque te hagas el machote.
En fin, cuidemos nuestro lenguaje, nuestros gestos y nuestros ejemplos porque somos el espejo en el que se miran nuestros jóvenes y nuestros niños, y con el esfuerzo de toda la sociedad ojalá llegue el día en que mis nietas puedan decir esta anhelada frase: Mamá, ya no soy feminista.
Dedicado a todas las mujeres del mundo: madres, hijas, nietas, hermanas, amigas, suegras, nueras, primas, sobrinas, tías, abuelas y bisabuelas, y en especial a las de mi familia y mi entorno de amigos porque todas ellas, cada una en su estilo, son feministas y luchan por la igualdad de derechos.