SEROTONINA
Michel Houellebecq
Traducción de Jaime Zulaika
Edit. Anagrama, 2019
Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de la libido e impotencia.
Su periplo arranca en Almería, con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una película romántica, o una pornográfica, sigue por las calles de París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura (ni siquiera Proust o Thomas Mann) ya no es una tabla de salvación.
Florent-Claude descubre unos escabrosos vídeos pornográficos en los que aparece su novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel. Deambula por la ciudad, visita bares, restaurantes y supermercados. Filosofa y despotrica. También repasa sus relaciones amorosas, marcadas siempre por el desastre, en ocasiones cómico y en otras patético (con una danesa que trabajaba en Londres en un bufete de abogados, con una aspirante a actriz que no llegó a triunfar y acabó leyendo textos de Blanchot por la radio…). Se reencuentra con un viejo amigo aristócrata, cuya vida parecía perfecta pero ya no lo es porque su mujer le ha abandonado por un pianista inglés y se ha llevado a sus dos hijas. Y ese amigo le enseña a manejar un fusil.

Michel Houellebecq. Isla Reunión, 1956
De nuevo me he enfrentado a una novela del autor francés Michel Houellebecq y lo cierto es que me ha impactado mucho. Si me preguntáis si me ha gustado no sabría qué contestaros. Ciertamente es una magnífica historia con un sensacional protagonista y narrador obsesivo, autodestructivo, desarraigado que no vive la vida, la soporta porque de él ha desaparecido cualquier signo de alegría. Es una novela con la que no he disfrutado leyéndola, más bien me ha proporcionado largos momentos de inquietud y ansiedad por intentar encontrar entre sus líneas un rayo de esperanza, que no he hallado en el protagonista. Eso es lo que la hace tan sorprendente.
Una vez reposada su lectura (la leí el mes pasado) sospecho que SEROTONINA será una de esas pocas novelas que fascinan o resultan insoportables (yo soy del primer grupo) algo parecido a lo que ocurre con su autor, adorado por unos y odiado por otros, pero sin duda el autor francés más leído y controvertido del panorama actual.
Decía Rafael Narbona, de El Mundo… «Una novela demoledora, pero en su oscuridad titila la esperanza» pues bien, yo no le he encontrado ese pequeño halo de esperanza y es ahí precisamente, en esa deriva del protagonista hacia lo inevitable donde, en mi opinión, reside la fascinación que me ha producido esta historia.