Es difícil decir adiós al amor pero se puede hacer bien o de la forma tan bella como lo hace
RAFAEL ALBERTI
y con este poema disfrutaremos un miércoles más de poesía
en una primavera veraniega.
TE DIGO ADIÓS, AMOR
Te digo adiós, amor, y no estoy triste. Gracias, mi amor, por lo que ya me has dado, un solo beso lento y prolongado que se truncó en dolor cuando partiste.
No supiste entender, no comprendiste que era un amor final, desesperado, ni intentaste arrancarme de tu lado cuando con duro corazón me heriste.
Lloré tanto aquel día que no quiero pensar que el mismo sufrimiento espero cada vez que en tu vida reaparece
ese amor que al negarlo te ilumina. Tu luz es él cuando mi luz decrece, tu solo amor cuando mi amor declina.
Como ves, esta vez no he tardado tanto en escribirte y es porque ¡lo prometido es deuda! Y ahora te voy a contar lo que aquella mañana hablé con mi ordenador que, para mí, es como si fuera de la familia.
Le decía aquella mañana a mi querido ordenador…
– ¿Ya sabes que tienes que viajar, de vez en cuando, a la nube a dejar nuestras cositas?
– Sí, ya me han dicho mis jefes – me contesta. También me he hecho un bono de viaje, para que nos salga más baratito – me dice ahorrativo él.
– Bueno, pues ya sabes… todas las noches, un viajecito a la nube. Y no me vengas diciendo una mañana, que anoche no me apeteció, que estaba muy cansado, que había quedado… ni nada similar, eh? – le advierto.
– Argg… tú siempre tan exigente, y además te digo que… ¡¡eres una egoista!! – me dice el descarado.
– ¡¡¡ Una egoista yoooo !!!
– Sí, porque siempre tienes prisa y solo quieres recibir, recibir y recibir… – me dice ofendido.
Y a mí me deja impresionada su resentimiento. Por ello -con todo mi cariño- le digo.
– Anda, no seas tonto… ¿acaso no sabes que estoy enamorada de ti desde el día que te conocí?, que no puedo vivir sin ti, que me sigues fascinando cada día con la cantidad de cosas que sabes hacer – le digo.
Y él vergonzoso, me sonríe. ¡Ay, mi ordenador! en el fondo, es un sentimental. Es como nosotros que necesita palabras cariñosas de vez en cuando… y aquí le tengo, preparándose para los viajes a la nube.
Ya lo ves, querido amigo, hasta el portátil tiene su corazoncito, así que, a partir de aquel día, le trato con mucho mimo y le pido todas las cosas por favor.
Otro miércoles más nos adentramos en los versos de la poetisa nicaragüense
GIOCONDA BELLI
para que lo disfrutéis en toda su esencia.
ESTARÉ
Estaré dilucidando nubes. Tratando de ponerle a mi corazón la mancha grande del amor. Llevándome en un saco la lluvia junto con mis lágrimas y los poemas que buscan mi medida, la tuya, y están sentados al borde de la acera esperando que yo los recoja, que pueda sacarle a la vida la gran respuesta, el mensaje, la diferencia entre una vida y otra, entre un cielo y una tierra.
Nuestra amiga Gaviota nos ha invitado a participar en un juego. Se trata de escribir un pequeño relato, real o ficticio y publicarlo en su blog (http://gaviotasconamor.wordpress.com)
Estas son las normas que han de cumplirse para participar en este juego que nos ha propuesto Gaviota:
1.- Recordar que cada relato debe reflejar que se trata de participar en el juego de Gaviota.
2.- Cada participante nominará a otros seis para que participen.
3.- El plazo de publicación de relatos termina el próximo domingo día 15 de diciembre, éste incluido.
4.- Para determinar el ganador se tendrá en cuenta el número de “Me gusta”.
5.- El ganador se dará a conocer el viernes día 20 de diciembre, y lo publicará Gaviota en su blog.
6.- El ganador se llevará el premio honoríficoCorazón de chocolate.
Me dejo mecer en tu vaivén, me dejo abrazar por tus olas, me impregnas de sal cada poro de mi piel. Me siento en la orilla y tu brisa seca las gotas de agua y tus olas bañan mis pies, que se hunden poco a poco en tu arena. La mirada perdida en el horizonte, con la vista dirigida siempre a la izquierda, quizá porque a la derecha te alejas hasta desaparecer a pocos kilómetros, quizá porque hacia la izquierda te queda mucho viaje por hacer. Es entonces cuando te veo llegar -blanca, agitada, altanera, llena de espuma- vienes con ganas de romper con fuerza y recoger todos mis anhelos. Llévame contigo, ola, llévame a recorrer todos aquellos preciosos lugares que ya vi alguna vez y a aquellos donde nunca estuve. Podías llevarme cabalgando en tu lomo a ver a mi amor, pero ya lo sé, quieres ir sola -en absoluta libertad- para bañar arenas, para pulir rocas, para mecer barcos, para salar pieles, para susurrar al oido…
Estoy segura de que esta noche dormirás en aquella cala solitaria de Cadaqués, al abrigo de las rocas; pasearás tu andar altivo por las playas de Niza; te impregnarás de siglos de historia al bordear Italia; te llenarás de belleza al pasar por Grecia y recorrer sus pequeñas islas; llegarás a Estambul al atardecer, cuando el muhecín llame a la oración, cuando su luz convierte la ciudad en irreal. En Alejandría, esperarás la llegada de las aguas del Nilo que te traerán noticias de los viajeros; pasarás por Túnez, y quien sabe si no acariciarás un ánfora sepultada durante siglos en las arenas del fondo del mar de Cartago.
Y después de este viaje, volverás a mi playa, donde te esperaré anhelante en la orilla para que me cuentes tu viaje. Llegarás exhausta, impregnada de la belleza de tu recorrido -suavizada y tímida- te acercarás a bañar mis pies.
Cuéntame ola, cuéntame lo que has visto, qué poemas nuevos encontraste. No te oigo, ola, me hablas tan bajito… ¿me traes un mensaje?… ¿sí?… ¿has recorrido miles de kilómetros con un mensaje para mí?… ¡vaya!, pero si es un beso de mar… ¡Gracias, ola!… y entonces percibo una suave brisa en la nuca, una caricia en el cuello y en los labios, un sabor a mar.
« Je ressens un coup de poignard en plein cœur, comme chaque fois que la femme de ma vie prend la direction opposée à la mienne, dans ce monde trop vaste »
« Siento una puñalada en pleno corazón, como cada vez que la mujer de mi vida toma la dirección opuesta a la mía, en este mundo demasiado vasto »