La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Voy en AVE


Soy fan incondicional de las señoras con maleta pequeña y muchas bolsas con regalos, que, en fechas navideñas, son protagonistas en la fila del AVE.
Estas son las anécdotas que vivo en mis andanzas de ir y venir por estos mundos.
– A ver, por favor, hagan dos filas -decía la empleada-. A la derecha los coches del 1 al 8 y a la izquierda del 8 en adelante.
– Pero, señorita… -dice la señora frente a ella.
– Del coche 1 al 8 a la derecha y del 8 en adelante a la izquierda -vuelve a repetir la información la empleada con voz repetitiva.
– Pero, es que… -insiste la señora.
– A ver, señora, pero… ¿usted en qué coche va?
– Yo en ninguno.
– ¡Cómo que en ninguno! -se sorprende la empleada.
– Es que yo no voy en coche, voy en AVE.
Ay, qué bueno es empezar un viaje con una sonrisa.

2017 © chelopuente

ave

Estación de Sants (Barcelona)


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Añorando los viejos tiempos.


ventana

Querido amigo:

Hace tiempo que no te escribo un email porque no tenía nada importante que contarte, pero hoy, hoy si que tengo una cosa superimportante.

Verás… Estaba yo el otro día con una amiga mía y me contaba una cosa que le pasó una noche con su marido… ya verás, ya…

Después de cenar estaban ellos dos sentados en el salón. Ella leía una novela, él tenía la mirada perdida en algún punto inexacto del jardín a través de la ventana, con una actitud soñadora.

– ¿Sabes cariño? -dijo el marido. ¡Cómo añoro los viejos tiempos!, cuando tenía 30 años. Aquellos en los que vivía en un apartamento cutre, con unos muebles cutres, comía en restaurantes cutres y tenía un coche cutre de tercera mano, pero cada noche me llevaba a la cama a una rubia delgada, escultural, joven y diferente. Ahora vivo en una magnífica casa con jardín, con unos muebles de diseño, como en los mejores restaurantes y tengo uno de los coches más lujosos del mercado, pero… cada noche me acuesto con la misma mujer de más de 50 años y con un poco de sobrepeso. ¡Ay, no sé si me comprendes!

– Claro que te comprendo, querido -contestó mi amiga, que es muy comprensiva. Claro que comprendo que añores los viejos tiempos. Por éso te digo sal, ve a buscar y llévate a la cama cada noche a una rubia delgada, joven, escultural y diferente, y no te preocupes de nada más, porque yo me encargaré de que vuelvas a tener un apartamento cutre, con unos muebles cutres, vuelvas a comer en restaurantes cutres y a tener un coche cutre.

El marido, amigo mío, ante la comprensión desmedida de su mujer, calló sin saber qué responder y salió a dejar la basura. Mi amiga siguió leyendo su novela, con la satisfacción de saber lo bien que comprendía a su marido.

Otro día te cuento más cositas, sí?

Mil besos,

Chelo Puente – febrero, 2013