La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Carta de amor


frida

Un miércoles de poesía amanece
pero hoy no es un poema lo que os traigo
sino la carta de amor que

FRIDA KAHLO

le escribió a Josep Bartolí, su amante catalán

 

 

 

«Bartolí, anoche sentía como si muchas alas me acariciaran toda, como si en las yemas de tus dedos hubiera bocas que me besaran la piel.
Los átomos de mi cuerpo son los tuyos y vibran juntos para querernos.
Quiero vivir y ser fuerte, para amarte con toda la ternura que tú mereces, para entregarte todo lo que de bueno hay en mí y que sientas que no estás solo.
Cerca o lejos, quiero que te sientas acompañado de mí, que vivas intensamente conmigo, pero sin que mi amor te estorbe para nada en tu trabajo ni en tus planes.
Que forme yo parte tan última en tu vida, que yo sea tú mismo, que si te cuido, nunca será exigiéndote nada, sino dejándote vivir libre, porque en todas tus acciones estará mi aprobación completa.
Te quiero como eres, me enamora tu voz, todo lo que dices, lo que haces, lo que proyectas. Siento que te quise siempre, desde que naciste, y antes, cuando te concibieron. Y a veces siento que me naciste a mí.
Quisiera que todas las cosas y las gentes te cuidaran y te amaran, y estuvieran orgullosas como yo de tenerte. Eres tan fino y tan bueno que no mereces que te hiera la vida.
Te escribiría horas y horas, aprenderé historias para contarte, inventaré nuevas palabras para decirte en todas que te quiero como a nadie».


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La bolsa de lana azul. Crítica 36


LA BOLSA DE LANA AZUL

«Terminé ayer el libro. Sabía que me iba a encantar.
Conozco a Chelo desde hace muchos años y recuerdo una frase
que siempre utilizaba y que hice mía:
» De los proyectos hay que enamorarse»
y con este libro lo ha vuelto a conseguir.
Desde su dedicatoria, que me emocionó, hasta la última hoja
me ha mantenido enganchada.
Felicidades, Chelo.»

Comentario de Pilar Lago, desde Madrid.

¡Muchas gracias, Pilar!

Si deseas tenerlo me lo puedes pedir a la dirección de correo electrónico
lalibreriadechelo@gmail.com
o en Amazon donde también lo podrás encontrar en papel y en digital.

portada final llibre

 


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Carta de amor


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Sylvia Plath

Estrenamos un nuevo día,
un nuevo miércoles de poesía
de la mano de la gran poetisa

SYLVIA PLATH

que nos dejó tan joven, cuando aún
tenía mucho que escribirnos.

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CARTA DE AMOR

No es fácil expresar lo que has cambiado.
Si ahora estoy viva entonces muerta he estado,
aunque como a las piedras, no me preocupaba,
seguía en mi lugar de acuerdo con la costumbre.
No me moviste un ápice, no-
tampoco me dejaste con los ojos abiertos
hacia el cielo una vez más, sin esperanza, claro está
de asir los astros ni las estrellas.
No fue eso. Me dormí: una serpiente
camuflada entre rocas negras como roca negra
en el hiato blanco del invierno-
como los vecinos, sin encontrar placer
en el millón de mejillas cinceladas
perfectamente cinceladas ardiendo a cada  instante
para fundir mi mejilla de basalto. Se pusieron a llorar,
ángeles llorando por naturaleza apagadas,
pero no me convencieron. Las lágrimas se helaron.
Cada cabeza de muerto tenía un yelmo de hielo.
Y seguí durmiendo como un dedo doblado.
Lo primero que vi fue puro aire
y las gotas que se elevaban en rocío
puras como espíritus. Había muchas piedras
alrededor, densas y sin expresión.
Yo no sabía que hacer con ello.
Brillaba, como escamas de mica, y me abría
para verterme como un líquido
entre patas de pájaro y tallos de plantas,.
No me engañabas. Te reconocí al instante.
El árbol y la piedra brillaban, sin sombras.
Mi dedo se alargaba y rutilaba como cristal.
Comencé a brotar como una rama en marzo:
un brazo y una pierna, un brazo, una pierna.
De piedra a nube, así ascendía.
Ahora parezco una especie de dios
y floto en el aire con el rumbo del alma
pura como una lámina de hielo. Es un don.


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Un recuerdo para Virginia Woolf


Virginia Woolf

Virginia Woolf

El 28 de marzo de 1941 amaneció un día luminoso y frío. A media mañana fue cuando sumergió su cuerpo en las frías aguas del río Ouse -cerca de su casa de Sussex- con los bolsillos cargados de piedras para no poder salir a flote. Así fue como la escritora Virginia Woolf decidió acabar con su vida a los 59 años,  cuando ya no pudo aguantar más.

Dominó como pocos el género epistolar y fue amiga de grandes escritores como James Joyce o Marcel Proust. Se educó en un ambiente totalmente literario y formó parte del Grupo Bloomsbury, un grupo inconoclasta y rebelde que renegaba de la clase media.

Quizá porque fue maestra del género epistolar se despidió de su marido, Leonard Woolf, con una triste y emotiva carta de despedida, que os dejo a continuación:

«Querido:
Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.

V.»

A Virginia Woolf

IN MEMORIAM…

marzo, 2014 © chelopuente


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Carta de una desconocida


carta de una desconocida

CARTA DE UNA DESCONOCIDA
Stefan Zweig
Edit. Acantalidado

«Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta…»

 De esta forma tan espectacular comienza la breve novela que Stefan Zweig publicó en 1922, y que la editorial Acantilado rescató para nosotros en 2002. Cuenta la historia de un escritor que recibe una carta de una mujer desconocida para él, aunque toda su vida ha estado enamorada de él.

En esta brevísima novela de apenas 70 páginas descubrimos la humanidad, la ternura y el dramatismo de este gran escritor, y después de leerla de un tirón, terminas preguntándote si esa autoflagelación de la protagonista realmente tiene algún sentido.

Escrita a modo de confesión es asombroso cómo en tan pocas páginas se puede derramar tanto sentimiento. En fin, una novela recomendable -para mí, claro- donde quizá te termines preguntando si es conveniente tanto amor cuando no sólo no es correspondido, sino que es absolutamente ignorado.

¡¡Feliz lectura!!