Parecía dormida. Pero sólo se había dejado poseer por ese sueño opiáceo que controla el dolor, calma el sufrimiento y deja pasar la vida.
Cuando apareciste en su habitación te sorprendiste al verla. Susurraste su nombre al tiempo que tus ojos se humedecían. Caminaste lento y silencioso hasta la cabecera de su cama para acariciarla con un beso. Y al hacerlo, tus labios probaron el liquido terrible de la despedida.
Sus oídos reconocieron tu silencio. Sus ojos cerrados te vieron. Sus manos buscaron las tuyas. Su corazón, te habló: Gracias por venir. Estás muy guapo. Te quiero.
Las lágrimas se fundieron en un abrazo. El último.
a todos los Josep, Joseba, Xoxé y sus variantes femeninas y a todos los papás que hoy celebran su día.
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ORILLAS DEL AMOR
Como una vela sobre el mar resume ese azulado afán que se levanta hasta las estrellas futuras, hecho escala de olas por donde pies divinos descienden al abismo, también tu forma misma, ángel, demonio, sueño de un amor soñado, resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba hasta las nubes sus olas melancólicas.
Sintiendo todavía los pulsos de ese afán, yo, el más enamorado, en las orillas del amor, sin que una luz me vea definitivamente muerto o vivo, contemplo sus olas y quisiera anegarme, deseando perdidamente descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma, hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.
Nuestra amiga Gaviota nos ha invitado a participar en un juego. Se trata de escribir un pequeño relato, real o ficticio y publicarlo en su blog (http://gaviotasconamor.wordpress.com)
Estas son las normas que han de cumplirse para participar en este juego que nos ha propuesto Gaviota:
1.- Recordar que cada relato debe reflejar que se trata de participar en el juego de Gaviota.
2.- Cada participante nominará a otros seis para que participen.
3.- El plazo de publicación de relatos termina el próximo domingo día 15 de diciembre, éste incluido.
4.- Para determinar el ganador se tendrá en cuenta el número de “Me gusta”.
5.- El ganador se dará a conocer el viernes día 20 de diciembre, y lo publicará Gaviota en su blog.
6.- El ganador se llevará el premio honoríficoCorazón de chocolate.
Me dejo mecer en tu vaivén, me dejo abrazar por tus olas, me impregnas de sal cada poro de mi piel. Me siento en la orilla y tu brisa seca las gotas de agua y tus olas bañan mis pies, que se hunden poco a poco en tu arena. La mirada perdida en el horizonte, con la vista dirigida siempre a la izquierda, quizá porque a la derecha te alejas hasta desaparecer a pocos kilómetros, quizá porque hacia la izquierda te queda mucho viaje por hacer. Es entonces cuando te veo llegar -blanca, agitada, altanera, llena de espuma- vienes con ganas de romper con fuerza y recoger todos mis anhelos. Llévame contigo, ola, llévame a recorrer todos aquellos preciosos lugares que ya vi alguna vez y a aquellos donde nunca estuve. Podías llevarme cabalgando en tu lomo a ver a mi amor, pero ya lo sé, quieres ir sola -en absoluta libertad- para bañar arenas, para pulir rocas, para mecer barcos, para salar pieles, para susurrar al oido…
Estoy segura de que esta noche dormirás en aquella cala solitaria de Cadaqués, al abrigo de las rocas; pasearás tu andar altivo por las playas de Niza; te impregnarás de siglos de historia al bordear Italia; te llenarás de belleza al pasar por Grecia y recorrer sus pequeñas islas; llegarás a Estambul al atardecer, cuando el muhecín llame a la oración, cuando su luz convierte la ciudad en irreal. En Alejandría, esperarás la llegada de las aguas del Nilo que te traerán noticias de los viajeros; pasarás por Túnez, y quien sabe si no acariciarás un ánfora sepultada durante siglos en las arenas del fondo del mar de Cartago.
Y después de este viaje, volverás a mi playa, donde te esperaré anhelante en la orilla para que me cuentes tu viaje. Llegarás exhausta, impregnada de la belleza de tu recorrido -suavizada y tímida- te acercarás a bañar mis pies.
Cuéntame ola, cuéntame lo que has visto, qué poemas nuevos encontraste. No te oigo, ola, me hablas tan bajito… ¿me traes un mensaje?… ¿sí?… ¿has recorrido miles de kilómetros con un mensaje para mí?… ¡vaya!, pero si es un beso de mar… ¡Gracias, ola!… y entonces percibo una suave brisa en la nuca, una caricia en el cuello y en los labios, un sabor a mar.
Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado,
el recuerdo más querido sigue siendo el último,
y nuestra evocación más dulce,
la del primer beso.
Aquella tarde él le dijo que leer era como besar, que a quien no lo hacía con frecuencia, se le notaba en la lengua. A partir de ese momento, ella puso todo su empeño en que él percibiera que era una gran lectora, que leía mucho y bueno.