El día 30 de septiembre de 1955
JAMES BYRON DEAN
murió en un accidente de tráfico, cuando su Porsche se estrelló contra otro coche en un cruce de carreteras de California.
Tuvo una infancia traumática, según contaría Liz Taylor y cuya confesión se publicó después de su muerte, como ella deseó. A los nueve años murió la madre de James Dean, a la que estaba muy unido, y su padre -que al parecer no podía hacerse cargo de él- le envió a vivir con su tía y su marido. Allí entabló «amistad» con el pastor del barrio y que -según contó la Taylor- abusaba sexualmente de él, lo que le provocó un trauma que arrastraría hasta su muerte.
Es escasa la filmografía de James Dean, ya que sólo hizo tres películas: Rebelde sin causa, Al este del Edén y Gigante. Fue precisamente mientras rodaba Gigante cuando perdió la vida con sólo 24 años. También se dice que el personaje de Jeff Rink -que representaba James Dean en Gigante- tenía mucho de su carácter solitario y yo opino lo mismo.
No sé muy bien porqué, quizá por su temprana muerte, quizá por su aspecto de niño atormentado, pero aquel día 30 de septiembre de 1955 murió un joven actor al tiempo que nacía una leyenda que hoy permanece intacta.
IN MEMORIAM…
septiembre, 2013 © chelopuente