La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Poema inacabado


 

maria

María G. Vicent

Qué bonito es el miércoles si es de poesía, y aún lo es más
si lo recibimos con los versos de nuestra querida amiga y poeta

MARÍA G. VICENT

porque nadie como ella es capaz de plasmar una ruptura de forma tan
pausada, 
optimista y bella, pero también con la rotundidad y tristeza,
como lo hace en este poema.

 

POEMA INACABADO

Emprenderé el vuelo vestida con el recuerdo
de un instante que nunca existió.
Más allá del recuerdo tatuado en mi piel,
más cercana a las voces de mi propio destino.
Alcanzaré mi futuro en alas del viento
que impulsa lo mejor de mis sueños.
En la soledad más absoluta,
te olvidaré sin lágrimas.
Porque…
tú te fuiste y te llevaste
los últimos versos de nuestro poema.

De su poemario Mientras la vida soñaba


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Yo soy


 

jo

John Clare. Inglaterra, 1793-1864

Hoy que vuelve a ser  miércoles os traigo un poema un tanto especial, dado que su autor lo compuso en una etapa muy crítica de su vida, mientras estaba internado en un manicomio, completamente aislado de familia y amigos.
Gracias a una enfermera que le cuidaba, este poema logró salir de las cuatro paredes de su celda. Lo he traído porque refleja la lucha interna de su autor por encontrar su yo más individual, y como muestra de que, hasta en las condiciones más adversas, el poeta surge a través de sus versos. Esto es lo que le ocurrió a

JOHN CLARE

 

YO SOY

Yo soy: sin embargo, lo que soy nadie conoce o le importa,
mis amigos me abandonan como a un recuerdo perdido;
yo soy el consumidor de mis males,
se levantan y desaparecen en el anfitrión inconsciente,
como sombras en el amor y el olvido de la muerte;
¡y sin embargo, yo soy! Y vivo como las sombras echadas

en la nada del desprecio y el ruido,
en el mar vivo de los sueños despiertos,
donde no hay sentido de la vida ni alegrías,
pero el gran naufragio de los afectos de mi vida;
siempre los más queridos —los que más amé—
son ahora extraños, más y más extraños todavía.

Añoro lugares donde el hombre nunca haya pisado;
un sitio donde ninguna mujer haya sonreído o llorado;
para vivir allí con mi creador, Dios,
y dormir como dormí dulcemente en la infancia:
yaciendo imperturbable y despreocupado;
la hierba debajo, encima el cielo abovedado.