La otra tarde estaba yo sentada en una terracita esperando a una amiga cuando de pronto empecé a escuchar la conversación de dos chicas que estaban en la mesa de al lado, y esto fue lo que descubrí.
-¡No sabes lo que me pasó el otro día!
– Ni idea. Cuenta, cuenta.
-Pues que me dediqué a perseguir a mi marido por toda la casa para quitarle la ropa.
-¡Gualaaaa! Ya veo que tenías muchas ganas de sexo -le contestó riendo.
-¡Qué va! Pero si yo lo único que quería era que me diera su ropa porque iba a poner una lavadora de color.
-Jajajajajajajaja -fue la respuesta de la amiga.
Y tuve que contenerme porque me hubiera unido a la sonora carcajada.