Hoy vuelvo con placer a estos miércoles de poesía y lo hago trayendo un poema de una mujer que no es poeta, que no fue poeta. Se trata de Norma Jeane Baker Fue una de las actrices más famosas de Hollywood,
la rubia más famosa del cine, un sexsímbol. Sí, hablo de la mítica
MARILYN MONROE
la rubia acomplejada que quería aprender, así se definía ella y así nos lo cuenta en este poema, que es muy probable que no sea un buen poema, pero sí es muy significativo.
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VERGÜENZA
Qué vergüenza tener treinta años y ser una niña asustada.
Qué vergüenza que todos me miren y tener ganas de llorar.
Qué vergüenza los periodistas preguntándome cosas y que yo no recuerde ninguna de las cosas inteligentes que aprendí para responderlos.
Qué vergüenza esta máscara de hermosa rubia tonta que tapa mi verdadero rostro de tonta rubia tonta.
Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro. Han tenido que pasar casi tres mil años para que esa frase de Safo a sus compañeras poetas se convierta en realidad. Entretanto, generaciones y generaciones de mujeres vivieron confinadas en el silencio, la ignorancia y la sumisión al poder masculino. Sin embargo, muchas escaparon a las normas y trataron de desarrollar su inteligencia y su talento, logrando comunicarse a través de sus propias obras. Mujeres creadoras y sabias, escritoras, artistas o compositoras que se rebelaron contra el orden imperante y tuvieron que vivir entre dudas, temores y persecuciones.
Algunas de estas mujeres llegaron a obtener el reconocimiento de los artista contemporáneos, como estas:
Hildegarda de Bingen ( Bermersheim vor der Höhe, 1098-1179)
Consejera de papas y emperadores. Escribió obras de teatro, libros de medicina, composiciones musicales y tratados de herborística. Se la llama la profetisa teutona. Fundó varios conventos y fue predicadora, algo extraño en una mujer. Creó varias obras pictórica y en su pintura empieza a crear algo de volumen. Fue una gran humanista a pesar de que precede al Renacimiento, por lo que se adelanta al propio concepto de humanismo. Tiene acceso a los libros de los grandes monasterios y escribe sus revelaciones místicas, lo que le proporciona el título de doctora de la Iglesia. Fue creadora de una lengua ignota, similar al alfabeto élfico.
Beatriz Galindo ( Salamanca, 1465 – 1535)
Fue escritora y humanista nacida en Salamanca, maestra de latín y gramática de la reina Isabel la Católica y preceptora de sus hijos. Debido a su singular inteligencia sus padres la destinaron al claustro, y por ello tomó clases de latín y gramática. Cuando aún era una jovencita leía y traducía textos clásicos, además de hablar y escribir con fluidez en latín. Se la conocía como la latina. Dominaba el griego y era gran conocedora de la obra de Aristóteles. Cuando ya estaba preparada para ser monja, la llamó a la corte Isabel la Católica y fue cuando se convirtió en maestra y preceptora de los hijos de la reina, siendo una mujer muy admirada en la corte.
Sofonisba Anguissola (Cremona, 1535-1625)
Retratista en la corte de Felipe II, y de la que os he hablado hace unos días en relación a la exposición que se celebra en el Museo del Prado. Fue instruida por su padre junto a sus otras cinco hermanas para que fueran pintoras. Cuando en 1554 viajó a Roma conoció a Miguel Ángel, que accedió a formarla en dibujo y bocetos. Como mujer que era no podía estudiar anatomía, ni tomar modelos desnudos. Fue dama de compañía de Isabel de Valois y tutora de Isabel Clara Eugenia. Al estar en la corte trabajó mucho con Sánchez Coello, por lo que algunos retratos que se le atribuían a él han resultado ser de Sofonisba Anguissola. Su fama llegó hasta Vasari, que elogió su trabajo. Es espectacular la forma que tiene de componer sus obras y destacan sus fabulosos retratos y autorretratos.
Luisa Ignacia Roldán (Sevilla, 1652 – 1706)
Conocida como La Roldana fue la primera mujer española escultora que aparece registrada como tal. Practicó el oficio de su padre, Pedro Roldán, e incluso le superó en el arte de la escultura, según manifestaron los expertos de la época. Fue una de las artistas más importantes del Barroco en Andalucía. Realizó varias figuras para procesiones a tamaño natural en madera o barro cocido para pintar, así como belenes de terracota. Tal fue la fama de su trabajo que dejó Sevilla y se trasladó a Madrid, donde fue la escultora de cámara para los reyes Carlos II y Felipe V hasta que se produjo su fallecimiento.
Artemisia Gentileschi (Roma. 1593 – 1654)
Ella se saltó todos los límites, tanto desde el punto de vista artístico como personal. Alcanzó absoluta independencia en los dos campos y fue la pintora más prodigiosa de la historia del arte, la que llegó más lejos en el desarrollo de su talento y de su personalidad innovadora y única. El haber sido violada por uno de los alumnos, incluso amigo, de su padre transformó por completo su vida y el carácter de su obra. En 1610, con solo diecisiete años, firmó y fechó su primera obra, Susana y los viejos, una historia con un fuerte contenido erótico. Durante su época florentina consiguió una maestría tan asombrosa que fue aceptada en la Accademia del Disegno. Era la primera vez que una mujer consiguió entrar en el recinto del arte de Vasari, del que habían formado parte los más grandes, como Tiziano o Miguel Ángel.
Ángeles Caso. Gijón, 1959
Yo os he citado estas cinco pero hay muchas más que, aunque fueron valoradas y muy importantes en su época la historia las borró de sus índices, condenándoles a permanecer en la sombra y el silencio del que ellas intentaron escapar. Por ello este hecho forma parte del desconocimiento de la mayoría de las personas, dado que ninguna de ellas aparecía en los libros de historia.
Ángeles Caso ha estudiado la vida y obra de todas estas mujeres creadoras y ha tratado de plasmar en este libro LAS OLVIDADAS: UNA HISTORIA DE MUJERES CREADORAS el permanente desprecio demostrado hacia el arte de estas mujeres, artistas excepcionales que fueron precursoras, varios siglos antes, de las mujeres creadora del mundo actual.
Un libro muy, pero muy interesante de leer, en el que aprenderás un montón de cosas y donde constatarás lo difícil que fue y es para las mujeres destacar en un mundo diseñado para los hombres.
Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, Aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparición de su hermana? ¿Cómo perdonar a la madre que lo rechazó? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.
Pedí el libro a los Reyes Magos con muchísima ilusión, y cuando empecé su lectura me asaltó una angustia similar a la que siento cuando intento leer La senda del perdedor, de Bukowski, y pensé que me había equivocado al elegirlo porque no quiero sufrir leyendo, aunque me extrañaba porque un libro editado por Impedimenta para mí es garantía absoluta de calidad y de que me va a gustar. Por eso seguí unas páginas más. Fue entonces cuando se obró el milagro y empecé a disfrutar sin límite de su lectura.
Tatiana Tibuleac. Moldavia, 1978
EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES, es una novela llena de emoción y crudeza desbordantes. Tatiana Ţîbuleacmuestra una fuerza narrativa descomunal en este brutal testimonio que conjuga unos sentimientos tan potentes, como el odio, el amor, el perdón, la impotencia y la fragilidad de las relaciones entre madre e hijo. Una narración en la que la autora entrelaza conceptos tan antagónicos como la vida y la muerte, el amor y el odio, la condena y el perdón. Y todo ello contado de manera genial.
Esta novela ha sido Premio Literatura de la Unión Europea 2019 y fue finalista en el Premio de Librerías de Madrid 2019.
De ella dijeron en La Vanguardia: Belleza y dureza que golpean. Así es, un libro que te golpea, que es de gran dureza pero que también de gran belleza, es una historia de reconciliación entre un hijo y su madre.
No perdáis la ocasión de leerlo, os va a impactar y no os va a dejar indiferentes.
Título: LAS INVISIBLES Título en V.O: Les invisibles
Dirección: Louis-Julien Petit Reparto: Audrey Lamy, Corinne Masiero, Noémie Lvovsky, Pablo Pauly, Deborah Lukumuena, Sarah Suco, Brigitte Sy País: Francia Año: 2018 Fecha de estreno: 29-03-2019 Género: Comedia dramática Guión: Marion Doussot, Claire Lajeunie y Louis-Julien Petit Fotografía: David Chambille
Tras una decisión municipal, un centro social para mujeres sin hogar, “L’Envol”, está a punto de cerrar. Con solo tres meses para reintegrar en la sociedad a las mujeres que cuidan, las trabajadoras sociales hacen todo lo que pueden: tirando de contactos, diciendo medias verdades, e incluso mentiras descaradas… De ahora en adelante, ¡todo vale! Ellas lo merecen.
Una película impresionante, con unas actrices que no lo son pero que hacen una interpretación de óscar. En ella se muestra lo difícil que es vivir en la calle con toda su vida a cuestas y guardada en bolsas de plástico, y si es difícil para todos, lo es aún más para las mujeres.
Es divertida pero muy dura al mismo tiempo, y sobre todo de gran sensibilidad. Para espectadores concienciados y comprometidos con esta realidad de las personas que no tienen una casa en la que vivir, que lo han perdido todo menos la dignidad.
No es una película muy comercial y posiblemente no se proyecte en las salas habituales pero, si tenéis ocasión, buscadla y vedla. Nos habla de la dignidad de estas mujeres que también tienen sueños pero, han sido olvidadas por la sociedad.
El pasado mes de diciembre tuvo lugar un encuentro con el gran poeta LUIS GARCÍA MONTERO, en el Centro Cívico Juan de la Cierva, de Getafe. Fue el segundo de una serie de encuentros entre escritores y sus lectores que se van a ir sucediendo en el Centro Cívico, en este ciclo que se inició con Almudena Grandes, llamado ENCUENTROS CON AUTOR.
Escuchar a Luis García Montero es casi tan placentero como leer sus poemas. A lo largo de esta charla, que duró casi hora y media, le fuimos conociendo un poco más. Nos habló del día que descubrió a Lorca en la biblioteca de sus padres, y cómo a partir de entonces se entregó a su poesía y a la tarea de saber más de él, algo que consiguió a través de Ian Gibson.
Sabemos que ha escrito varios libros sobre Rafael Alberti, incluso hizo su tesis doctoral sobre la poesía de vanguardia de Alberti, y nos contó que terminaron siendo grandes amigos. Durante su juventud, nos contó García Montero, se dedicó a buscar su propio estilo y cuando lo encontró, ya en la madurez, su objetivo ha sido no repetirse. Nos dijo que se sintió más cercano a los poetas de la postguerra que a los de vanguardia, y que un poeta es el conjunto de lo que es y su experiencia.
Un momento del acto
También se trataron temas sociales y políticos, y ahí fue cuando comentó que el pueblo español enseguida pierde la memoria, que en los años 60 los españoles se iban a trabajar a Alemania, pero ahora, en los años 2000, se mira mal a las personas que vienen a trabajar desde Sudamérica o Marruecos. Habló de la Democracia, de que no es sólo ir a votar cada cuatro años, que es mucho más, es una nueva visión sobre uno mismo.
Se habló también de la importancia de la lectura, dijo: un escritor primero tiene que ser un buen lector. Fue una frase que me gustó, será porque estoy de acuerdo.
Y entre preguntas y respuestas se interpretaron poemas de Lorca, del propio García Montero y de Joan Margarit, al que recordó y felicitó por su merecidísimo Premio Cervantes 2019, y del que se leyó el poema Casa de Misericordia.
A lo largo de esta tarde mágica se hizo un repaso de casi toda su obra: poemas, ensayos, antologías poéticas… Y entre versos y palabras concluyó este encuentro que me dejó el placer de haber disfrutado de su charla.
¡Gracias, Luis García Montero, por dedicarnos una tarde!
Madrid, primeras décadas del siglo pasado. Elisa Montero, aunque de origen humilde, es criada desde niña por su madrina, una adinerada y misteriosa mujer perteneciente a la alta burguesía madrileña. La sensación de no pertenecer a ningún lugar y de cierta rebeldía ante los designios que otros han trazado para ella será algo que marcará su vida.
Elisa no solo buscará liberarse de las limitaciones que le imponen su condición de mujer y su posición social para lograr convertirse en periodista, sino que intentará tomar las riendas de su destino y entregarse al verdadero amor. Como testigo, la rabiosa y convulsa actualidad de una España entre guerras que la acompañará en su lucha por conocerse a sí misma y sobreponerse a sus propios prejuicios.
Con esta reseña os presento a una nueva autora, se trata de María Reig, una jovencísima escritora nacida en 1992 en Barcelona, y su primera novela, PAPEL Y TINTA. Estoy segura de que pronto oiremos hablar mucho de ella, de la novela y de la escritora. Yo estaré atenta a su trayectoria literaria porque creo que será interesante.
En este recorrido por el Madrid del primer cuarto del siglo XX, en torno a los famosos años 20, nos encontramos con una narración perfectamente documentada del Madrid de aquella época, y no sólo de la ciudad sino también de los hábitos y costumbres de una sociedad en la que la mujer estaba condenada exclusivamente a contraer matrimonio y cuidar de su marido e hijos.
María Reig. Barcelona, 1992
Sometida a los compromisos sociales, Elisa Montero tiene como un objetivo marcado en su vida ser periodista en un mundo dedicado en exclusiva a los hombres. Trata, por todos los medios, de conseguir su sueño y en ese arduo camino se enfrenta a un sinfín de problemas que condicionan su vida.
PAPEL Y TINTA, es una novela que nos plantea lo difícil que fue para una mujer de las primeras décadas del siglo XX poder ser ella misma, en un esfuerzo ímprovo por deshacerse de los condicionamientos sociales que le imponían por el solo hecho de ser mujer y esperarse de ella que se sometiera a los dictados de esa sociedad.
María Reig logra unos personajes muy potentes, tanto los femeninos: la propia Elisa, o su madrina doña Manuela, o sus amigas Benedetta o Catalina; como los masculinos: Francisco, el marido de Elisa, el director del periódico o el propio Olivier Pascal. Todos ellos en perfecta sintonía con el pensamiento de la época, en el caso de los hombres, y en plena revolución de algunas de las mujeres. Y todo ello narrado de forma que te va descubriendo cómo son cada uno de ellos. Dice la propia María Reig que alguno de los personajes tomó un rumbo diferente a como ella lo había pensado en un inicio, y es que esa es la riqueza que tienen, que a veces consiguen tener vida propia.
Una novela muy interesante, no solo por el tema, la trama y la época que ofrece, sino porque está muy bien narrada y porque me encanta descubrir autoras y autores nuevos que tienen una buena historia que contar. Leedla, os gustará tanto como a mí.
Como ya os comentaba en mi entrada Historia de dos pintoras I, desde el 22 de octubre de 2019 y hasta el 2 de febrero de 2020 se muestra en el Museo del Prado una exposición excepcional, como un elemento más de todos los eventos organizados con motivo de la celebración del Bicentenario del Museo.
Leticia Ruiz, Jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500 es la comisaria de la exposición Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontanay nos presenta un conjunto de 65 obras que se reúne por primera vez en España (y casi me aventuraría a decir que en el mundo). Son pinturas procedentes de más de veinte colecciones europeas y americanas, que recogen los trabajos excepcionales de las dos mujeres pintoras más importantes de la historia del arte del siglo XVI. Estas dos pintoras son: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana.
En la pasada entrada os hablé de las obras de Sofonisba Anguissola, bien pues hoy lo haré de Lavinia Fontana.
Lavinia Fontana (Bolonia, 1552 – Roma, 1614)
Hija del pintor Prospero Fontana (de la escuela de Bolonia) aprendió de él el oficio de la pintura. Su estilo estuvo siempre cercano al Manierismo tardío, que era el que practicaba su padre, y que la llevó a ser la pintora italiana más importante del primer Barroco. Ya desde muy joven comenzó a realizar pequeñas obras, principalmente retratos, que en un inicio eran en miniatura.
Se casó con Gian Paolo Zappi, un hombre rico y discípulo de su padre. Siguió pintando durante su matrimonio para ayudar a la familia mientras su esposo se encargaba de la casa y asistía a su mujer como ayudante, algo inusual en la época. Posteriormente la familia se trasladó a Roma en 1603 por invitación del papa Clemente VII, donde obtuvo el mecenazgo de los Buoncampagni.
Poco a poco su estilo se fue haciendo más clasicista y recibió la influencia de artistas como Correggio. Todo esto hizo que fuera admitida en la Academia de Roma
Como decía anteriormente, su pintura destaca en la realización de retratos y aquí se incluyen también sus propios retratos, como este Autorretrato de Lavinia Fontana escribiendo, en el que se representó escribiendo, y que se conserva en la Galería de los Uffizzi. En él se ha representado realizando una tarea artística diferente al propio hecho de la pintura.
Uno de loa hechos más sorprendentes es que Lavinia Fontana realizara desnudos, tanto de hombres como de mujeres, en los que ofrece un aspecto casi erótico, como ocurre en las de corte mitológico, como esta Minerva vistiéndose, en la que es posible que representara su propio cuerpo.
Uno de los retratos más impresionantes de esta pintora es el Retrato de Constanza Alidosi, procedente del National Museum of Women in the Arts de Washington. En él se puede apreciar la perfección en la realización de los ropajes, el preciosismo de los encajes y la psicología del personaje en el rostro.
Quedan pocos días ya para poder ver esta exposición que es tan maravillosa como extraordinaria, dado que será difícil que puedan unirse estas obras en otra ocasión, por eso, si aún no la habéis visto, id, no os la perdáis.