
Almudena Grandes. Madrid, 1960
El pasado miércoles 20 de noviembre tuvo lugar un encuentro con la gran escritora ALMUDENA GRANDES, en el Centro Cívico Juan de la Cierva, de Getafe. Fue el primero de una serie de encuentros entre escritores y sus lectores que se van a ir sucediendo en el Centro Cívico, en este ciclo que se inicia con ella, llamado ENCUENTROS CON AUTOR.
De la mano de la periodista y escritora Goya Ruiz, se fue hablando de la situación social y política del país, a tenor de La herida perpetua, último libro de Almudena Grandes, que reúne un conjunto de las columnas que ha publicado en El País.
También se habló de toda su obra, desde Las edades de Lulú, aquella primera novela que la hizo escritora y publicada en 1989, con la que la autora se adentró en el mundo erótico, haciendo un guiño a la Lolita, de Nabokov. Poco queda ya de la España de los 80, del Madrid de la movida, que irrumpió con una velocidad vertiginosa y que tenía muy cerca la dictadura y la resistencia a esa dictadura.

Un momento del acto
Las novelas Atlas de geografía humana, Malena es un nombre de tango, Castillos de cartón y Los aires difíciles, fueron novelas dedicadas a las mujeres de aquella generación, que no teníamos modelos en nuestras madres. El salto había sido tan grande que no nos servían de modelos, dijo la escritora. Un ejemplo muy significativo lo tenemos en el personaje femenino de Sara Gómez Morales, de Los aires difíciles, una mujer desclasada, que fue educada por los vencedores a pesar de ser hija de los vencidos. Al escribir El corazón helado se dio cuenta de que no sabía casi nada de la España del siglo XX.
Con Los pacientes del doctor García, uno de los libros de la colección Episodios de una guerra interminable, se encontró con la figura de Clara Stauffer, personaje real que fue la cabeza pensante de la Sección Femenina, que Pilar Primo de Ribera puso al frente de la Oficina de Prensa y Propaganda, y que fundó una red de evasión de nazis hacia Argentina principalmente. Fue una heroína del mal, en palabras de la propia Almudena Grandes.
De estas y otras cuestiones se habló durante las casi dos horas que duró el encuentro, además de las intervenciones de algunas personas del público que asistimos, en un Salón de Actos lleno hasta la bandera, con sillas auxiliares añadidas y con gente de pie, a pesar de la intensa lluvia, pero es que la ocasión y la escritora lo merecían.
¡Gracias, Almudena Grandes, por dedicarnos una tarde a tus lectores!