La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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La primera arquitecta


matilde ucelay

Matilde Ucelay. Madrid, 1912 – 2008

En el año 1912 en Madrid nació MATILDE UCELAY, una niña que llegó al mundo con ganas de poner su granito de arena en la lucha por el reconocimiento de las mujeres en la vida social, política y profesional.

Hija mayor del abogado Enrique Ucelay y Pura Maortua, gran amiga de Federico García Lorca y fundadora de la compañía de teatro Anfistora.

Matilde Ucelay estudió bachillerato con calificaciones excelentes en el Instituto Escuela, cuyas enseñanzas estaban estrechamente vinculadas a la Institución Libre de Enseñanza. Al mismo tiempo, también estudió la carrera de piano. En 1931 ingresó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Madrid. Realizó dos cursos en uno junto a Fernando Chueca Goitia, por lo que terminó la carrera un año antes de lo previsto, en 1936.

Ese verano, pocos días antes del estallido de la Guerra Civil, sus compañeros y amigos le realizaron un homenaje en el Hotel Nacional por haber sido la primera mujer licenciada en arquitectura en España. Al acto asistieron numerosas personalidades de la época, incluido el Ministro de Gobernación, el también arquitecto Amós Salvador Carreras. Fue la única mujer miembro del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.

Tras el estallido de la Guerra Civil su padre recibió amenazas por lo que su estancia en Madrid se volvió peligrosa, y toda la familia se trasladó a vivir a Valencia.

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Edificio Castaño. En él tuvo la vivienda y estudio Matilde Ucelay

Una vez terminada la Guerra y a causa de haber participado en la junta de gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en 1936, fue juzgada en consejo de guerra y acusada de auxilio a la rebelión. En 1942 fue sentenciada a una inhabilitación a perpetuidad para cargos públicos, directivos y de confianza, con la prohibición para el ejercicio privado de la profesión durante cinco años y a una multa de 30.000 pesetas. Todo ello provocó que no pudiera obtener el título oficialmente hasta el año 1946. En la década de los 50 presentó su candidatura a la junta directiva de la Asociación de Mujeres Universitarias, de la que ella fue fundadora, y fue vetada por las autoridades franquistas de la época.

Pero todos estos obstáculos que le ponían las autoridades franquistas no consiguieron amilanarla ni hacerla abandonar. Ella siguió luchando para ejercer su profesión y a lo largo de sus cuarenta años de vida profesional realizó más de 120 proyectos entre 1940 y 1981. Los que realizó antes de 1940 fueron firmados por alguno de sus amigos al estar ella inhabilitada. Sus principales clientes fueron personas de la alta burguesía madrileña y muchos de ellos extranjeros, como fue el caso de la señora Oswal, que en los años 50 fue el Colegio de Arquitectos de Madrid solicitando los servicios de una arquitecta para que le construyera una de sus casas. La elegida fue Matilde Ucelay y este proyecto le abrió las puertas a otros futuros, como la Casa Bernstein, la Casa Marichalar, la Casa de Ortega Spottorno, la Casa Simone Ortega, la Casa Ucelay en Long Island, o las Librerías Turner e Hispano-Argentina en Madrid.

La base del diseño de la Casa Oswal fue la sencillez, el orden y el cuidado por los detalles, de esta casa ubicada en la zona residencial de Puerta de Hierro, y es que todas sus casas destacaron siempre por el cuidado por los detalles, la atención a las personas que iban a vivir en ellas y proporcionar siempre las mejores soluciones arquitectónicas a las necesidades de sus clientes. Todo ello le valió para, por fin, obtener el Premio Nacional de Arquitectura 2004.

Matilde Ucelay murió en Madrid en 2008 con 96 años, y en 2018 todos los grupos del Ayuntamiento de Madrid acordaron que un jardín del barrio de Chamberí llevara su nombre. De esta forma, aunque más de cien años después de su nacimiento se le rindió homenaje a una mujer que, como tantas, debe formar parte de la Historia.

¡Otra mujer extraordinaria que ha pasado por la historia del mundo!


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Serotonina


srotoninaSEROTONINA

Michel Houellebecq

Traducción de Jaime Zulaika

Edit. Anagrama, 2019

Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de la libido e impotencia.

Su periplo arranca en Almería, con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una película romántica, o una pornográfica, sigue por las calles de París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura (ni siquiera Proust o Thomas Mann) ya no es una tabla de salvación.

Florent-Claude descubre unos escabrosos vídeos pornográficos en los que aparece su novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel. Deambula por la ciudad, visita bares, restaurantes y supermercados. Filosofa y despotrica. También repasa sus relaciones amorosas, marcadas siempre por el desastre, en ocasiones cómico y en otras patético (con una danesa que trabajaba en Londres en un bufete de abogados, con una aspirante a actriz que no llegó a triunfar y acabó leyendo textos de Blanchot por la radio…). Se reencuentra con un viejo amigo aristócrata, cuya vida parecía perfecta pero ya no lo es porque su mujer le ha abandonado por un pianista inglés y se ha llevado a sus dos hijas. Y ese amigo le enseña a manejar un fusil.

Michel Houellebecq, French author

Michel Houellebecq. Isla Reunión, 1956

De nuevo me he enfrentado a una novela del autor francés Michel Houellebecq y lo cierto es que me ha impactado mucho. Si me preguntáis si me ha gustado no sabría qué contestaros. Ciertamente es una magnífica historia con un sensacional protagonista y narrador obsesivo, autodestructivo, desarraigado que no vive la vida, la soporta porque de él ha desaparecido cualquier signo de alegría. Es una novela con la que no he disfrutado leyéndola, más bien me ha proporcionado largos momentos de inquietud y ansiedad por intentar encontrar entre sus líneas un rayo de esperanza, que no he hallado en el protagonista. Eso es lo que la hace tan sorprendente.

Una vez reposada su lectura (la leí el mes pasado) sospecho que SEROTONINA será una de esas pocas novelas que fascinan o resultan insoportables (yo soy del primer grupo) algo parecido a lo que ocurre con su autor, adorado por unos y odiado por otros, pero sin duda el autor francés más leído y controvertido del panorama actual.

Decía Rafael Narbona, de El Mundo… «Una novela demoledora, pero en su oscuridad titila la esperanza» pues bien, yo no le he encontrado ese pequeño halo de esperanza y es ahí precisamente, en esa deriva del protagonista hacia lo inevitable donde, en mi opinión, reside la fascinación que me ha producido esta historia.

¡Felices lecturas, amigos y amigas!