Para los intranquilos, para los deseosos, para los impacientes, para los nerviosos, para los desazonados, para los tecnológicos, para los que quieren hojearla y ojearla, en fin, para todos los que no pueden esperar más, os informo que ya está disponible
enAmazontanto la versión digital como en papel de mi segunda novela
ALMA DE CÁNTARO
Para los que prefieren que se la envíe yo, porque la quieren tener dedicado, me escribís un correo electrónico a lalibreriadechelo@gmail.com
y os lo enviaré en septiembre, que ya tendré ejemplares disponibles
y todos habremos vuelto de vacaciones.
Ahora sólo me queda despedirme de vosotros hasta septiembre que estaré de vuelta con la batería recargada. Si mientras tanto os apetece leer mi novela,
deseo que paséis unos ratos agradables con su lectura.
Frida Kahlopintó esta obra después de una operación en Nueva York que pensó que la iba a liberar de las secuelas que le habían dejado la poliomielitis y el accidente de tráfico que sufrió cuando era una jovencita de dieciséis años.
Figura entre sus obras más punteras e importantes este autorretratoÁrbol de la esperanza mantente firme, un compendio de sus demonios personales, una obra en la que de una forma hermosa entremezcla su agonía con la esperanza que la mantuvo viva.
Lo pintó mientras vivía un romance con Josep Bartolí,un republicano catalán que escapó de las garras de la Gestapo y fue a parar a Nueva York, donde se abrió camino como pintor, y donde conoció a Frida Kahlo, que vivía por entonces un periodo donde el dolor insoportable apenas la dejaba trabajar.
En 2015 la casa de subastas Doyle de Nueva York subastó 25 cartas manuscritas que Fridale dirigió a Bartolí. En una de ellas le convierte en su salvador… «Me acordé de tus últimas palabras y empecé a pintar. Trabajé toda la mañana y después de comer hasta que no hubo más luz. Pero luego me sentí extenuada y todo me dolía (…) Por ti he vuelto a pintar, a vivir, a ser feliz. Eres mi árbol de la esperanza».
Y un 13 de julio, como hoy, pero de 1954 moría a los 47 años de edad en Coyoacán (México), presa del sufrimiento que le había acompañado toda su vida. Se despidió con las últimas palabras que dejó en su diario… «Espero alegre la salida y espero no volver jamás».
Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca habían pensado: ninguno de los dos es tan diferente del asesino.
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En este ambiente Rodrigo Sorogoyen nos presenta unos personajes que te resultan inquietantes. Por un lado Roberto Álamo que da vida al policía Alfaro es el ser mas repulsivo que puedas imaginar. Macarra, violento, chulo… en definitiva un impresentable que hace que te resulte desagradable su propia presencia. La interpretación de su carácter auto-destructivo le ha proporcionado un Goya al actor Roberto Álamo.
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Como contrapunto está su compañero Velarde, interpretado por Antonio de la Torre. Su carácter es todo lo contrario al de Alfaro. Él es responsable, honesto y calmado pero al mismo tiempo está atormentado porque es tartamudo y por otros asuntos ocultos del pasado. Ambos deben descubrir al asesino de ancianas, a las que primero roba y luego mata, en ese Madrid abarrotado de gente por la visita del Papa.
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Es una película que no es agradable de ver pero que te aporta unas interpretaciones del más alto nivel.