
Frida Kalho – Coyoacán, 1907-1954
Ayer se conmemoraba el aniversario de su nacimiento, porque en la ciudad mexicana de Coyoacán, nacía el 6 de julio de 1907 una niña llamada Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida posteriormente con el nombre de
FRIDA KAHLO
la que yo he llamado siempre la pintora de los ojos negros.
Hija de un fotógrafo de origen judío-húngaro y su segunda esposa, mexicana de origen español, con tan sólo cinco años sufrió una poliomielitis que marcó para siempre su salud física, además de sucesivas enfermedades, que hicieron de su infancia una etapa complicada. No sólo estas enfermedades marcaron su vida, sino que también sufrió un accidente mientras viajaba en un tranvía, cuando era una adolescente. Le rompió la columna vertebral, costillas, cuello, pelvis… y le dejó unas gravísimas lesiones, que le provocaban dolores insoportables. Se sometió a un sinfín de operaciones quirúrgicas (se dice que hasta 32) sin que le proporcionaran gran mejoría, y vivió toda su vida atrapada en tortuosos corsés y sumida en un tremendo dolor continuado.
Sin embargo, fue precisamente en la convalecencia de este accidente cuando Frida comenzó a dibujar y a pintar asiduamente, comenzando a perfilarse lo que sería su estilo pictórico, tan peculiar, tan único. Una mezcla de surrealismo, realismo, expresionismo, pintura étnica, sin duda un estilo muy personal y en cuyas obras siempre aparecía la sombra del dolor que soportaba.
Con poco más de veinte años se casó con el pintor Diego Rivera, que quedó impresionado con su obra. Su relación amorosa fue también un tanto peculiar y sumamente liberal para la época, además de tumultuosa. Amor y desamor fue el binomio que marcó la relación Kalho-Rivera. Diego tuvo varias amantes mientras estaba con Frida, y a su vez ella también. Es conocida la relación de amantes que mantuvieron Frida Kahlo y Trotsky, así como con una bailarina (creo) que ponía de manifiesto su bisexualidad.
Hasta 1953, poco antes de morir, no se organizó una exposición de la artista en su país, dado que su mayor reconocimiento artístico le vino pasados unos años de su muerte. Yo siempre he pensado que la unión de Frida con el pintor Diego Rivera, de alguna manera, eclipsó su arte, al igual que le ocurrió a Emile Claudel con Rodin. En una sociedad totalmente masculina era muy difícil para una mujer demostrar su talento, y -dicho sea de paso- sus maridos tampoco las ayudaron demasiado.
El 13 de julio de 1954 moría en la misma Coyoacán que la vio nacer, después de toda una vida de sufrimiento. Se dice que murió de una embolia cerebral. aunque también se dice que se suicidó por no poder soportar más sufrimiento, ya que un año antes, además, le habían tenido que amputar una pierna engangrenada.
Una vida de lucha y de sufrimiento la de Frida Kalho y, como siempre, mi homenaje son sus propias palabras, esas últimas palabras que escribió en su diario…
«Espero alegre la salida y espero no volver jamás»
Chelo Puente, julio 2012
6 de julio de 2012 en 14:15
Impresionante vida e impresionado por la forma tan sencilla que tienes de resumir una existencia.
Me alegra aprender a diario compartiendo tus conocimientos, así que una vez más… me gusta.
6 de julio de 2012 en 15:12
¿De qué sirve el conocimiento si no se comparte? pues, yo pienso que no sirve de nada.
Me gusta compartir lo poquito que sé.
7 de julio de 2012 en 08:11
🙂
6 de julio de 2012 en 17:57
Es grato volver a recordar esa vida tortuosa, por el fruto que dio. Tienes razón, mujeres sombreadas, aunque tuvieran -incluso- más talento que sus maridos. Gracias por este homenaje!
7 de julio de 2012 en 13:45
Así es, Libelia, muchas mujeres de increible talento vivieron eclipsadas por los logros de sus maridos, y sólo después de muertas, tuvieron su merecido reconocimiento.
9 de julio de 2012 en 11:43
Curioso epitafio, ¿verdad?
9 de julio de 2012 en 14:48
Parece que -precisamente- esta última frase que escribió en su diario, ha motivado el pensar que se suicidó.