
Sylvia Plath
Estrenamos un nuevo día,
un nuevo miércoles de poesía
de la mano de la gran poetisa
SYLVIA PLATH
que nos dejó tan joven, cuando aún
tenía mucho que escribirnos.
m
m
m
m
mm
CARTA DE AMOR
No es fácil expresar lo que has cambiado.
Si ahora estoy viva entonces muerta he estado,
aunque como a las piedras, no me preocupaba,
seguía en mi lugar de acuerdo con la costumbre.
No me moviste un ápice, no-
tampoco me dejaste con los ojos abiertos
hacia el cielo una vez más, sin esperanza, claro está
de asir los astros ni las estrellas.
No fue eso. Me dormí: una serpiente
camuflada entre rocas negras como roca negra
en el hiato blanco del invierno-
como los vecinos, sin encontrar placer
en el millón de mejillas cinceladas
perfectamente cinceladas ardiendo a cada instante
para fundir mi mejilla de basalto. Se pusieron a llorar,
ángeles llorando por naturaleza apagadas,
pero no me convencieron. Las lágrimas se helaron.
Cada cabeza de muerto tenía un yelmo de hielo.
Y seguí durmiendo como un dedo doblado.
Lo primero que vi fue puro aire
y las gotas que se elevaban en rocío
puras como espíritus. Había muchas piedras
alrededor, densas y sin expresión.
Yo no sabía que hacer con ello.
Brillaba, como escamas de mica, y me abría
para verterme como un líquido
entre patas de pájaro y tallos de plantas,.
No me engañabas. Te reconocí al instante.
El árbol y la piedra brillaban, sin sombras.
Mi dedo se alargaba y rutilaba como cristal.
Comencé a brotar como una rama en marzo:
un brazo y una pierna, un brazo, una pierna.
De piedra a nube, así ascendía.
Ahora parezco una especie de dios
y floto en el aire con el rumbo del alma
pura como una lámina de hielo. Es un don.