Ya que ayer fue el Día del Libro, la entrada de hoy se la voy a dedicar precisamente a él o más bien a uno de aquellos lugares que albergan libros, como es la Librería Bertrand, de Lisboa.
Son varias las veces que he pasado algunos días en Lisboa, unas por placer y otras por trabajo. Siempre que me ha sido posible me he escapado a dos lugares míticos para mí: a tomar un café para saludar a Pessoa en A Brasileira y a deambular un ratito por la Librería Bertrand.
Fue fundada en 1732 por Pedro Faure y se ubicó en la calle Direita de Loreto, donde se mantuvo hasta el terrible terremoto que asoló Lisboa en 1755 y que provocó que la librería se trasladara a su ubicación actual en el Chiado, concretamente en la calle Garret.
La Bertrand presume de ser la librería más antigua del mundo, como así consta en el certificado Guinness que exhibe en uno de sus escaparates.
En su interior un sinfín de libros se van sucediendo y entre sus muros seguramente se esconden un buen número de conversaciones que habrán escuchado a través de los tiempos y que forman parte de la historia de Portugal, fieles testigos de terremotos, de la caída de la monarquía, de la Revolución de los Claveles y del discurrir del mundo literario, tan rico en Portugal.
Siempre que entro en una librería me resulta casi imposible no comprar algún libro pero, en esta ocasión, no fue posible, ya que no tienen libros en castellano. Una pena.
En la actualidad, como desgraciadamente ocurre con demasiada frecuencia, la Librería Bertrand fue comprada por una cadena de librerías que se extienden por todo Portugal, cadena que ha sido a su vez comprada por Casa de Libro. En fin, ya veis que parece imposible sobrevivir como librería independiente.
Bien, amigos, os recomiendo que, si vais a Lisboa, os dediquéis un rato para visitar esta librería que guarda tanta historia entre sus muros, porque nunca se sabe si esos muros os contarán algún secreto.
24 de abril de 2015 en 17:19
Es que las librerías tienen un encanto tan especial…!!!
Besetes, Chelo…
24 de abril de 2015 en 19:15
Ya lo creo que sí, Maria.
Besitos findesemaneros 🙂
28 de abril de 2015 en 12:30
Me encantó de esta, su distribución en cruz a través de un largo pasillo en forma de bóveda, en el que habiendo tal cantidad de libros en ningún momento sientes la sensación de estar lleno. Sin duda, no sólo por el lugar en sí sino también por el entorno, vale la pena entrar y descubrirla.
Petons i beijos.
28 de abril de 2015 en 13:38
Es uno de esos lugares donde no me importaría perderme.
Besetes de martes.
29 de abril de 2015 en 10:48
Me he sentado en A brasileira junto a Pessoa, viendo pasar el tiempo, pero no conozco ese otro lugar mítico al que iré sin duda cuando vuelva a Lisboa…
Un beso grande, querida Chelo !
29 de abril de 2015 en 10:53
Te gustará mucho, estoy segura.
Besetes.