Una mañana, en la playa, mientras me entregaba con placer a un sol mediterráneo y matutino, asistí a la conversación de una hija de treinta y muchos, con su madre de sesenta y muchos…
– Ya estás otra vez con eso -dice la hija.
– Ay, hija! Ya sabes que me gusta mucho leer.
– Ya, pero no leas eso mamá, por favor -dice la hija indignada.
– Yo leo de todooo!! -apostilla la madre.
– Sí, pero… TODO DE LO MISMO!!
– Me gusta… ¿qué pasa?, cada uno tiene su gusto.
– Pues pasa que esas lecturas, te dejan como atontada -continúa la hija.
– No sé por qué dices éso.
– Pues porque luego te crees que eres la protagonista, y pretendes que papá sea un caballero del highlander ese, y vamos…
– Anda, déjame, que está muy interesante -le dice cariñosamente la madre con una sonrisa.
La madre lee En busca del highlander, una novela romántica de Sherryl Kenyon, y la hija Mal de escuela un ensayo de Daniel Pennac, y la imagino profesora de chicos adolescentes, preparándose para la vuelta al cole.
Viendo que no tiene nada que hacer, la hija vuelve a abrir su libro, con la seguridad de que tiene la batalla perdida, y ambas se entregan a sus respectivas lecturas, y yo me quedo pensando que es fundamental separar la ficción de la realidad, aunque, muchas veces la realidad supere la ficción.
2014 © chelopuente
3 de octubre de 2014 en 06:56
Es así , Chelo , lo único es separar las dos cosas!
Así como se deben separar la sueños de la realidad….
3 de octubre de 2014 en 07:44
Aunque conviene no perder nunca los sueños, es bueno separarlos de la realidad.
Un abrazo de buen fin de semana.
3 de octubre de 2014 en 09:00
En el fondo debe o debería ser así. No hay libros malos si no lectores diferentes. Yo que soy un soñador (sobre todo cuando duermo) me gusta meterme en la piel del personaje y sentir lo que se cuenta… Al fin y al cabo no es mi mida en si misma una página de un libro de historia…? De mi historia…?
Y hablando de historias… Hoy que María está haciendo galletas de besos, con vainilla y caramelo, déjame que te cuente una historia de… bueno, ya sabes, de besos de esos…
3 de octubre de 2014 en 09:34
Sí, está muy bien vivir la vida del personaje, pero sin perder de vista la realidad de nuestra propia vida.
Luego me pasaré a degustar las galletas de besos de Maria porque me encantan las galletas y los besos.
Uno grande para ti. Sí, sí, beso.
3 de octubre de 2014 en 09:48
ains… de esos…?
3 de octubre de 2014 en 11:30
Sí, sí… de esos 🙂
3 de octubre de 2014 en 10:10
Lo malo es convertirnos en Quijotes… y salír al mundo a «desfacer entuertos» o buscar «Sombras gregorianas»… 🙂
Besos.
3 de octubre de 2014 en 11:32
Cuanta razón tienes, Alberto… como siempre.
Besos de los de cada uno que lea lo que quiera pero sin dejar de tener los pies en la tierra 🙂
3 de octubre de 2014 en 10:32
Leer es una de las cosas más hermosas de la vida. Creo que se ha de leer de muy diferentes temas, pues cada uno nos aporta algo diferente y si alguien desea meterserse en la piel del personaje, hay que dejarle soñar, pero a mi entender puede ser malo obsesionarse… todos los extremos son malos.
3 de octubre de 2014 en 11:33
En el punto medio está la virtud… hubiera dicho mi abuela 🙂
3 de octubre de 2014 en 17:58
Creo que cada uno debe leer lo que más le guste o le entretenga. Para esto no hay modas, solo gustos. A mí, aunque sea un poquito me gusta meterme en la piel de los personajes y vivir sus experiencias, ¡eso sí! sin perder de vista la realidad.
Y ahora Chelete, vayamos juntas a ver como nos han quedado las galletas.
Besetes con sabor, ya sabes… a menta y caramelo…
3 de octubre de 2014 en 18:40
Ya estuve en tu cocina disfrutando de las galletas y de los besos 🙂
4 de octubre de 2014 en 08:41
¿Por qué tendremos la manía de querer imponer nuestros gustos de lectura a otros? Es demasiado frecuente que hijas «leídas» critiquen a sus madres. Saludos.
4 de octubre de 2014 en 08:44
Ains, esas hijas que se creen más listas que sus madres…
Un abrazo.
4 de octubre de 2014 en 16:36
Separar la realidad de la ficción. Pero hay realidades que necesitan de ese mundo imaginario para poder sobrevivir. Un beso grande, Chelo
5 de octubre de 2014 en 10:31
Poner un poco de imaginación a la realidad ayuda a vivirla.
Un beso de domingo.
5 de octubre de 2014 en 09:54
Lo que no deberíamos es perder la capacidad de soñar, inventar, fabular… como los niños!
Un beso grande, grande!
5 de octubre de 2014 en 10:29
Un beso de mañana de domingo.
6 de octubre de 2014 en 11:51
Buena reflexión Chelo, me quedo también con el momento de lectura entre madre e hija. Divino tesoro! Un abrazo guapa.
6 de octubre de 2014 en 13:59
Compartir lecturas es siempre muy gratificante.
Un beso con abrazo de los de te he echado de menos.
6 de octubre de 2014 en 14:02
Guapa! 🙂
6 de octubre de 2014 en 14:47
🙂
8 de octubre de 2014 en 13:33
Hola, Chelo!
Linda historia. Me hace acordar de algunas conversaciones parecidas con mi madre 🙂
Gracias.
8 de octubre de 2014 en 14:29
Jejeje 😉
9 de octubre de 2014 en 06:27
Que historia más tierna y lo más importante es que a las dos les gusta leer, eso les une
Un abrazo muy fuerte y besitos para ti Chelo.
Cristina
9 de octubre de 2014 en 18:46
Madre e hija compartiendo el amor por la lectura sin llegar a compartirla.
Un beso con abrazo incluido.
10 de octubre de 2014 en 00:51
Lo hermoso es, que al final se respetan y continua cada cual con sus verdadero sueños sin invadir la privicidad a sus distintos deseos bajo el mismo cielo.
Me facino, Dios te bendiga junto a los que ams en tu corazón.
Mil abrazos