Ya por el título y teniendo en cuenta el día que es hoy, os podréis imaginar que os voy a hablar de aquel día de hace 10 años en Madrid.
Creo que todos recordamos aquellos momentos. Aquella mañana temprano cuando montada ya en el autobús con destino a mi trabajo, iba leyendo, como cada mañana, y el conductor llevaba puesta la radio donde se iban sucediendo las noticias. De pronto una noticia captó nuestra atención. A partir de ese instante todo se volvió confusión, no se sabía muy bien qué había pasado, por qué había pasado. Lo único que se supo desde el principio es que había ocurrido una grandísima desgracia. ¿Un accidente? Un tren lleno de gente, una hora punta para ir a trabajar, a estudiar, a hacer gestiones… y de pronto todo se volvió fuego, humo, confusión, desgracia, desesperación.
A partir de ese momento en el autobús todo fueron susurros, preguntas, tristeza y después llegaron las mentiras, la manipulación política y la utilización de esta tragedia con fines electorales.
Sin embargo, de cada tragedia se puede extraer algo positivo y esto fue la colaboración ciudadana, el volcarse para ayudar, el responder a las preguntas de los hijos adolescentes que no entendían por qué ocurrían estas cosas, por qué papá llevaba dos días sin salir del hospital atendiendo a los heridos y a las familias, por qué, por qué. Y entre preguntas y respuestas, aquellos adolescentes y jóvenes a punto de alcanzar la mayoría de edad maduraron un poco más, aunque de golpe.
Y hoy, diez años después de aquella desgracia tan descomunal, sigo recordando aquel día con dolor, con tristeza, pero también con el orgullo de toda la gente solidaria, de bomberos, policías, médicos, enfermeros, psicólogos, maestros, profesores y todos aquellos jóvenes solidarios que se volcaron para ayudar a los demás.
marzo, 2014@chelopuente
11 de marzo de 2014 en 07:51
Duros recuerdos Chelo…
Buen día.
11 de marzo de 2014 en 13:17
Durísimos recuerdos sin duda.
Buen martes, Marisa.
11 de marzo de 2014 en 10:24
Las tripas aún no se han recompuesto de aquellas sensaciones…
Un beso.
11 de marzo de 2014 en 13:18
Tienes razón Josep. Sobre todo por todo lo que sufrimos después.
Un bes, amic meu.
11 de marzo de 2014 en 13:35
Uisssss…
11 de marzo de 2014 en 12:46
Todas estas barbaridades me entristecen hasta la médula. Mi cabeza nuca ha podido asimilar esas barbaridades, guerras, matanzas entre tus paisanos y aunque no lo sean y si, es extraordinario como se comportan las almas sensibles, pero por desgracia, guerras y terrorismo nunca acabaran, ni en nuestro país ni en otro lugares del planeta.
11 de marzo de 2014 en 13:19
Supongo que es una lacra con la que tenemos que convivir, que el ser humano se muestra inhumano en demasiadas ocasiones.
Buen martes, Rosa.
11 de marzo de 2014 en 16:56
Hay días que se graban a fuego en nuestra memoria y ese día, por desgracia, fue uno de ellos.
La sinrazón de los seres humanos, no tiene límites. Sólo podemos cogernos a esa solidaridad que es la otra cara de la moneda.
Mil besos de martes, Chelete…
11 de marzo de 2014 en 18:57
Así es, María. Quedémonos con la otra cara de la moneda.
Besos de martes anochecido.
12 de marzo de 2014 en 07:46
Momentos muy duros, donde destaca la soliralidad de la sociedad. En estos años ha ido creciendo y formando un colchón protector, lo que no ofrece la clase política.
Vergonzante como quieren manipular para llevar a su terreno un gran drama y sacar beneficio.
Un abrazo
Cristina
13 de marzo de 2014 en 00:02
Así es Cristina. La manipulación es algi vergonzoso.
Un abrazo.
12 de marzo de 2014 en 18:43
Mi hermana pudo ir en ese tren que tomaba para ir a trabajar todos los días… pero ese día no fue… Terrible, monstruoso, no hay calificativos. No creo que podamos olvidar nunca esa barbarie…
La solidaridad del pueblo de Madrid fue esplendida!
Gracias, Chelo!