La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Bibliotecas de las Misiones Pedagógicas. España.


misionesLas Misiones Pedagógicas fueron un proyecto educativo español creado durante la Segunda República Española e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza, que se iniciaron en  1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936.

Cuando en España el nivel de educación era muy inferior al de otros países europeos -el 44,3% de la población de España era analfabeta- y se localizaba principalmente en el ámbito rural, con escasos medios y miseria, fue cuando se comenzó a desarrollar este proyecto que derivaría en la creación de más de 5.000 bibliotecas en poco tiempo. Fue un tiempo donde, por primera vez en nuestro país, la cultura se extendió como un bien común y no como algo reservado para las clases más privilegiadas.

misiones 3En 1931 no había apenas bibliotecas públicas en España, y ninguna escuela rural contaba con libros infantiles y rara vez para adultos. La labor emprendida por el Patronato de las Misiones, en la que participaron de manera destacada María Moliner y Juan Vicens, fue la mayor campaña de lectura que jamás se hizo en España: se repartieron bibliotecas para adultos y niños por pueblos y aldeas a los que no se podía llegar en automóvil y donde no había luz eléctrica. Aún hoy, los más ancianos de mi pueblo, recuerdan cómo esperaban con deseo la llegada de los chicos de las misiones, que a lomos de mulas les llevaban los libros al pueblo cubierto por la nieve.

Las Misiones Pedagógicas centraron su interés en la educación de los adultos más marginados, siempre con la creencia de que el punto de máxima atención tenía que ponerse en fomentar la lectura, porque sólo sería posible eliminar el analfabetismo leyendo. Es por eso que el mayor esfuerzo estuvo dedicado a la creación de pequeñas bibliotecas en el medio rural, que permitiesen que el libro llegase a los rincones más apartados de nuestro país. Así fue como, a través del Decreto de 7 de agosto de 1931, se establecía la obligatoriedad, para todas las escuelas primarias, de contar con una biblioteca abierta y gratuita, tanto para el niño como para el adulto, bajo la tutela del maestro.

misiones 1El Servicio de Bibliotecas, coordinado por el poeta Luis Cernuda y los bibliotecarios María Moliner y Juan Vicens, fue el más importante de los siete que tenía el Patronato, pues a él estuvo dedicado el 60% del presupuesto del mismo en los tres primeros años de andadura, lo que permitió la creación de 5.522 bibliotecas populares.

Las bibliotecas se instalaron en localidades de menos de 5.000 habitantes, donde residía más del 40% de la población española, y preferentemente en aldeas de 50, 100 y 200 personas. Se trataba de pequeños núcleos mal comunicados con los municipios a los que pertenecían, y en los que no se contaba con ningún medio de acceso a la cultura. Cada biblioteca recibía una caja que contenía una colección de 100 volúmenes de sólida encuadernación, acompañados de talonarios para los préstamos, fichas especiales para la estadística, hojas de papel para forrar los libros y registros con indicaciones para el cuidado de los libros. Dichas colecciones se organizaban en lecturas para adultos, que comprendían obras de la literatura española y universal, pero también, libros de ciencia, técnica, sanidad o historia; y las lecturas infantiles que se componían, en su mayoría, de cuentos, libros de aventuras, de consulta y adaptaciones de grandes obras de la literatura.

misiones 2Es cierto que las bibliotecas se instalaban en las escuelas, pero ello no quiere decir que se tratara de una biblioteca escolar, ya que los lotes de libros eran fruto de una selección que se iba ampliando según el gusto de los lectores de la época. De esta forma, los niños que a partir de los 10 años abandonaban la escuela para trabajar en el campo, podían acceder a continuar su escasa formación a través de la lectura después del trabajo, y lo mismo ocurrían con los hombres y mujeres adultos. 

Las Bibliotecas populares, particularmente las de Cataluña y Madrid -por sus fondos y número de lectores-  constituyeron un claro precedente de lo que serían las bibliotecas futuras. Todas ellas -al estar ubicadas en las escuelas- estaban a disposición de los niños durante todo el día y como complemento de la docencia, durante la jornada laboral. Una vez terminada la jornada laboral, se abrían las puertas de la Biblioteca para el resto de los vecinos, pudiendo consultar obras o disponer de los libros en casa, como préstamo. La acogida fue excelente, recogiendo una suma de lectores que ascendía entre 1931 y 1933 a más de 269.000, lo que constituyó el verdadero éxito de las Bibliotecas.

Ya se puede ver que hoy no hablo de magníficos edificios que albergan libros, pero sí de lugares que albergaron tesoros que hicieron posible el acceso a la lectura de un numerosísimo grupo de personas que, de no haber existido estas bibliotecas, habrían seguido sumergidos en la más absoluta ignorancia.

diciembre, 2013 © chelopuente