Cuando tenía mi librería al público en Madrid, una mañana vino una señora a la librería y…
– Buenos días, busco un libro que me ha dicho mi hija, pero no recuerdo bien el título, se llama algo… de la ceguera.
– ¿Te refieres a Ensayo sobre la ceguera –le dije.
– Sí, ése es.
Le enseñé todas las ediciones que tenía en la librería, y…
– Pero… yo quiero el de Miguel Delibes – me dijo.
– ¿De Miguel Delibes?
– Sí – afirma con seguridad.
– Es que… Ensayo sobre la ceguera, lo escribió Saramago – le dije suavemente.
– No, no, mi hija me ha dicho que lo escribió Miguel Delibes, y que ha muerto hace poco.
– Bueno, es que Saramago también ha muerto hace poco, y quizá, por eso, no hayas interpretado bien a tu hija, o quizá tu hija se confundió.
– No, no, además mi hija lee mucho.
– Ya.
– Y tú… ¿me lo puedes buscar? -me preguntó insistente.
– Yo te lo buscaría encantada por donde fuera, pero no puedo buscar algo que sé que no existe, porque en toda su vida, Miguel Delibes, jamás escribió ningún libro titulado Ensayo sobre la ceguera, porque ese libro lo escribió José Saramago – le insistí.
– Pues no sé, creo que no me lo voy a llevar, le voy a consultar primero a mi hija…
Y yo, me quedé anotándolo en mi libreta de deseos imposibles mientras pensaba en mis cosas.
octubre, 2013 © chelopuente
31 de octubre de 2013 en 08:21
Ostras Chelo si lo encuentras… podrías guardarme un ejemplar…? No por nada, por tenerlo. digo.
Ains los hijos y sus cegueras…
Se le da un besete de buenos días.
31 de octubre de 2013 en 18:30
Jajaja, te aseguro que si lo hubiera encontrado, me lo hubiera guardado para mí, porque hubiera sido tan valioso como tener un incunable.
Besetes de tarde oscura ya.
31 de octubre de 2013 en 11:21
Ay!!! La ceguera… de todo y de todos.
Besines desde ese Madrid de tu librería…
31 de octubre de 2013 en 18:31
Ya se sabe, María, que el amor es ciego, incluído el de madre 🙂
Besitos hacia ese Madrid que me gusta (para el otro, no)
31 de octubre de 2013 en 19:15
Es genial. Antes y ahora. Gracias Chelo
1 de noviembre de 2013 en 09:26
Fue una anécdota muy especial, José.
Besos