Robert Walser nació en Suiza, en Biel, cantón de Berna, el 15 de abril de 1878. Su vida es una de las más apasionantes tragedias de la literatura centroeuropea de este siglo. Autodidacta, errante, gran amante del estilo en lengua alemana y provisto de una mirada capaz de reflejar la realidad con la más sutil ironía.
Walser escribió durante el primer cuarto del siglo XX, antes de que una enfermedad mental hereditaria, le impidiera seguir escribiendo. Sin embargo, sus relatos son magníficas miniaturas literarias que reflejan una vida cotidiana de personajes fascinantes.
Vida de poeta no es la biografía de un poeta, ni mucho menos. Es un libro de relatos que se publicó por primera vez en 1918 y que en 2010 reeditó la editorial Siruela dentro de su colección Libros del Tiempo. Es uno de esos libros agradable al tacto, que gusta oler, que gusta acariciar, que deleita leer. Un conjunto de veintitrés breves relatos de lectura fascinante, entre los que destacaría dos por ser muy especiales, Discurso a un botón es una alabanza a un accesorio tan diminuto, pero al mismo tiempo tan imprescindible como un botón; y Hölderlin es una breve y bellísima historia de un poeta invadido por la tristeza que le produce verse obligado a trabajar fuera de la poesía, narrado con una prosa poética, absolutamente fascinante.
Leer a Robert Walser es adentrarse en la maravilla de la literatura. No en vano Hermann Hesse escribió en la reseña de esta obra…
«…si los poetas como Walser se contaran entre los espíritus que gobiernan, no habría guerras. Si tuviera cien mil
lectores, el mundo sería mejor. Sea como fuere, el mundo está justificado por haber gente como Walser».
¡¡Feliz lectura, amigos!!
octubre, 2013 © chelopuente
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29 de octubre de 2013 en 08:33
Suscribo enteramente la reseña del Sr.Hesse.
Deberían enseñarnos a amar más la poesía… tal vez más de una persona aprendería a vivir, a vivir en paz, digo.
besetes hoy viendo caer gotas de lluvia en la ciudad.
29 de octubre de 2013 en 13:02
Estoy de acuerdo contigo, Josep
Besetes otoñales de verdad de la buena.
30 de octubre de 2013 en 15:54
¡Bonita reseña, lo tendré en cuenta para estas navidades!
Un abrazo.
30 de octubre de 2013 en 16:13
Apuntalo a tu carta a los Reyes Magos 😉