Después de enseñarnos El cielo de Madrid, aquella noche de Luna de lobos,
mientras nos mojaba La lluvia amarilla, allí, En mitad de ninguna parte
vivimos Escenas del cine mudo y Tres historias verdaderas mientras me decías
Tanta pasión para nada, y fue entonces cuando de mis ojos comenzaron a caer
Las lágrimas de San Lorenzo.
Sí, amigos, ya está en las librerías, desde el día 10, la nueva novela de
Julio Llamazares esperándoos, esperándonos.
Una emocionante historia sobre los paraísos e infiernos perdidos -padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y despedidas- que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los anclajes de la memoria.
Un profesor de universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto, sin echar raíces en ningún lugar regresa a Ibiza, donde pasó sus mejores años de joven, para asistir junto con su hijo, del que vive separado hace ya tiempo, a la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el recuerdo de los días pasados desatan en él la melancolía, pero también la imaginación.
Chelo Puente – abril, 2013
22 de abril de 2013 en 04:51
Hay que leerlo, contiene todo lo que me apasiona: Viajes, reencientro, estrella e Ibiza. Es mi libro. Gracias Chelo.
22 de abril de 2013 en 21:28
A mí también me parece que tiene una pinta estupenda.
Besos, latidos.
23 de abril de 2013 en 04:50
Mil besos para ti.
22 de abril de 2013 en 07:12
Pues yo me apunto, tiene que ser hermoso este libro
Besoss Chelo que tengas un buen día
22 de abril de 2013 en 21:29
Habrá que aprovechar que mañana es el Día del Libro.
Besos, Carmen.
22 de abril de 2013 en 09:30
Lo apunto a mi larga lista. Feliz semana, Chelo!
22 de abril de 2013 en 21:30
La lista se alarga y se alarga ¿verdad, amiga? 🙂
Feliz semana también para ti.
22 de abril de 2013 en 10:06
Hola Chelo, por qué no nos haces un resúmen una vez al mes de los libros recomendados, no me da tiempo ;-). Un beso
22 de abril de 2013 en 21:31
Por mucha prisa que nos demos a leer, siempre nos queda mucho más.
Un beso, femeniname.