El pequeño espacio del corazón es tan grande como el universo. Allí están el cielo y la tierra. El sol, la luna y las estrellas. El fuego, el rayo y el viento están allí. Lo que se dice y lo que no. Y todo lo que es y lo que no es.
Los Upanishads
Upa ni-shad significa sentarse más bajo que otro, para poder escuchar atentamente sus enseñanzas.
Aprender
que con certeza, nada tengo que no me des,
a conseguir que el corazón se conmueva siempre por el frágil gesto
de la belleza.
Aprender que sólo soy si tú existes, y es esta la medida que quiero y me define.
Aprender para saberse desprender, he aquí el viejo secreto. Aprender...
(Fragmento de "Aprendre", poema de Lluis Llach)
Preciosa entrada, Chelo. Deberíamos tener «Upanishads» que nos enseñaran las cosas que se consiguen con experiencia y observación del mundo, ancianos llenos de sabiduría a los que respetáramos como auténticos sabios de la vida. Vivimos en un mundo en el que se borra la arruga, se adora la juventud, y los ancianos dejan de serlo para convertirse en los «abuelos»…esos seres que una vez jubilados apenas tienen más que aportar a nuestra sociedad, salvo cuidar de los nietos. Estamos equivocados.
Igual tu entrada no iba por ahí, pero me lo ha sugerido. Yo, de mientras, y como dice Josep, me agarro un cojín y me siento a tus pies. Siempre aprendo muchísimo desde esa altura contigo.
En cierto modo sí iba por ahí la entrada, sobre todo en el sentido de que muchas personas se sienten por encima de los demás, se creen superiores porque son más jóvenes, porque son más guapos, porque tienen más dinero… cuando lo importante es observar y aprender de los demás desde abajo, como aprenden los niños, porque la sabiduría no está en las carreras que hayas estudiado o los libros que hayas leído, la sabiduría está en lo que hayas reflexionado y vivido.
Un beso muy fuerte, amiga.
Precioso comentario, El universo está o cabe en el corazón del hombre. O el hombre como medida del universo. Y el hombre y el universo que participan del mismo misterio inexplicable. Divertida reflexión filosófica sobre el cojín… ¡Voy a buscar el mío! Un abrazo.
7 de diciembre de 2012 en 09:50
Pues me tienes desde ahora mismo pegadito con el trasero en el suelo, leyéndote…!
Gracias Miss Puente.
Nota: Que si no te importa me levanto a coger un cojín que se me está quedando el deste… helado. Ahora vuelvo.
10 de diciembre de 2012 en 13:17
Jajaja, espero que no te hayas enfriado, Josep.
10 de diciembre de 2012 en 14:26
Ahora estoy caliente… quiero decir que lo del frío ya paso, vamos, que el trasero no está frío… bueno que tú ya me entiendes que me estás liando…!
Un beso y ni tan siquiera estoy vacunado, de la gripe digo..!
10 de diciembre de 2012 en 22:30
Ahora, imagino que ya estarás bien calentito.
11 de diciembre de 2012 en 07:53
🙂
7 de diciembre de 2012 en 12:27
Preciosa entrada, Chelo. Deberíamos tener «Upanishads» que nos enseñaran las cosas que se consiguen con experiencia y observación del mundo, ancianos llenos de sabiduría a los que respetáramos como auténticos sabios de la vida. Vivimos en un mundo en el que se borra la arruga, se adora la juventud, y los ancianos dejan de serlo para convertirse en los «abuelos»…esos seres que una vez jubilados apenas tienen más que aportar a nuestra sociedad, salvo cuidar de los nietos. Estamos equivocados.
Igual tu entrada no iba por ahí, pero me lo ha sugerido. Yo, de mientras, y como dice Josep, me agarro un cojín y me siento a tus pies. Siempre aprendo muchísimo desde esa altura contigo.
Un beso enorme amiga.
10 de diciembre de 2012 en 13:24
En cierto modo sí iba por ahí la entrada, sobre todo en el sentido de que muchas personas se sienten por encima de los demás, se creen superiores porque son más jóvenes, porque son más guapos, porque tienen más dinero… cuando lo importante es observar y aprender de los demás desde abajo, como aprenden los niños, porque la sabiduría no está en las carreras que hayas estudiado o los libros que hayas leído, la sabiduría está en lo que hayas reflexionado y vivido.
Un beso muy fuerte, amiga.
11 de diciembre de 2012 en 17:52
Qué bonito lo has vuelto a expresar, Chelo. Me encanta leerte siempre. Otro super mega beso.
12 de diciembre de 2012 en 10:32
Gracias, amiga, un besazo grandísimo también para ti.
11 de diciembre de 2012 en 21:36
Precioso comentario, El universo está o cabe en el corazón del hombre. O el hombre como medida del universo. Y el hombre y el universo que participan del mismo misterio inexplicable. Divertida reflexión filosófica sobre el cojín… ¡Voy a buscar el mío! Un abrazo.
12 de diciembre de 2012 en 10:34
Bien hecho, Bárabara! Escuchar y aprender desde abajo, pero siempre con el culete protegido del frío 😀 Un abrazo cálido.
15 de diciembre de 2012 en 23:32
Otro para ti, en plan Islas Canarias, cálido y bañado por el mar.