La librería de Chelo

Este es el blog de Chelo Puente, donde descubrirás algo sobre mí a través de las palabras escritas y leídas.


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Y tú ¿qué tipo de lector/a eres?


 

paul newman-Joanne Woodward

Paul Newman y Joanne Woodward

Es posible que, en más de una ocasión, hayas tratado de definirte como lector/a y te gustaría saber qué tipo eres. Bien, te dejo una clasificación que publicó en su día The atlantic wire, y puede ser que te encuentres reflejado/a.

Lectora, de Ramón Casas 

El lector promiscuo: empieza un libro y no duda en abandonarlo por otro. Así es su dieta lectora. No puede evitarlo. Le gusta demasiado leer y no sabe decir que no.

El lector cascarrabias:  voraz a la par que exigente. Nunca deja un libro a la mitad, aunque no le guste nada y opine que el autor no sabe juntar dos frases seguidas con sentido. Se dice que ha habido casos en los que un libro ha sido estampado contra la pared.

El lector cronológico:  lento y constante. Se compra un libro, lo lee y vuelve a la librería a por otro. Es la antítesis del lector promiscuo. Sólo podría abandonar un libro sin terminar de leerlo por causa de fuerza mayor y ni con esas se libra de los remordimientos de conciencia.

El lector aniquilador: siente pasión por los libros, los lleva a todas partes y, por eso, toda su biblioteca está formada por libros con las hojas sueltas, las cubiertas rotas y las páginas amarillentas. Quiere tanto a sus libros que ni se da cuenta de que les hace daño.

El librófilo ocupado: le gustan los libros. Los viejos, por su olor, sus arrugas y sus páginas amarillentas, y los nuevos, por su olor, su frescura y su disponibilidad. Entra a una librería y no puede evitar comprar varios ejemplares. Luego llega a casa y los coloca en una estantería o en la mesita de noche como si fueran una obra de arte. Pero está muy ocupado y tarda meses, años incluso, en abrir los libros y leerlos. Cuando lo hace, lamenta haber tardado tanto en leer esa maravillosa pieza literaria.

El anti-lector: nunca lee libros porque son demasiado largos.

El espíritu libre:  dícese de un adulto que lee literatura para jóvenes o de un niño que lee libros para adultos. Antaño, ésto era causa de sonrojo, pero ya no. La sociedad ha aceptado a estos espíritus libres, que nunca han hecho caso de las estrictas categorías del mercado editorial.

El multi-tarea: lee varios libros a la vez, confunde tramas y personajes, pero siempre los termina religiosamente, aunque no tenga claro por qué se titula Cien mil leguas de viaje submarino si el principito vivía en un pequeño planeta sin océanos, solo con su flor y su espejito mágico.

El lector somnoliento:  sólo tiene tiempo de leer cuando acaba el día, en la cama. Está comodísimo y el libro es fantástico, pero no consigue mantener los ojos abiertos y se despierta a las tres de la mañana para cerrar el libro y apagar la luz.

(fuente de información theatlanticwire.com)