«Adrià no sabía muy bien qué quería decir relajarse; pero se relajó; cerró los ojos y encontró el vibrato al final de un largo do en la segunda cuerda. Lo recordaré toda la vida, porque me pareció que empezaba a aprender a hacer reir y llorar al sonido… Fue con la segunda cuerda en primera posición: sonaba un do y Adrià lo hizo vibrar con el segundo dedo. Eran las siete de la tarde de no sé qué día del otoño o invierno de mil novecientos cincuenta y ocho, en Barcelona, en la que siempre será mi casa de la calle Valencia, en el corazón del Ensanche, en el centro del mundo, y creí tocar el cielo…»
Fragmento del libro Yo confieso, de Jaume Cabré
Jaume Cabré – Barcelona, 1947
Premi d’Honor de les Lletres catalanes