Cuando la lluvia puede ser bella y matizar las sensaciones del pensamiento de la forma tan sutil y delicada, como lo hace Yasunari Kawabata.
«…la brumosa lluvia suavizaba el perfil de la montaña que se levantaba más allá del río y la embellecía aún más. Tan mansa era la lluvia que las dos mujeres apenas advirtieron que se estaban mojando, mientras caminaban de regreso al coche …los delicados hilos de agua caían en el río sin alterar su superficie. Las flores de cerezo se entremezclaban con tiernas hojas verdes y los colores de los árboles florecidos se esfumaban en la lluvia con matices sutiles…»
Fragmento del libro Lo bello y lo triste
Yasunari Kawabata – Osaka, 1899 – Zushi, 1972.
Chelo Puente – noviembre, 2012
9 de noviembre de 2012 en 07:25
…Y me viene ahora mismo después de leerlo… una sensación indescriptible tras un paseo inolvidable por una ciudad acogedora… después de una velada llena de fantasía contenida y a la vez desbocada… recuerdo digo, un paseo bajo la lluvia mojándome las gafas mirando al cielo, después de besarla…
Me has traído recuerdos esta mañana de viernes… Chelo.
Pues un beso, sólo por eso.
9 de noviembre de 2012 en 09:42
Me alegro, Josep, de que hayan sido preciosos recuerdos.
Un beso por tus recuerdos.
12 de noviembre de 2012 en 08:29
Que belleza, que inmensidad y que frescura al mismo tiempo. Besos
Ana
12 de noviembre de 2012 en 14:51
Ana, si tienes ocasión, lee el libro porque posee una narrativa muy poética. Te dejo el enlace con el comentario que hice de este libro el año pasado, por si te seduce la idea de leerle. Besos.
https://lalibreriadechelo.wordpress.com/2011/10/28/lo-bello-y-lo-triste/