Siempre me pregunto lo mismo y aún no he encontrado respuesta. La pregunta es por qué la gente prefiere hacer una cola -de pie- unos 20 minutos aproximadamente, mientras espera que se abra el mostrador de embarque, en lugar de esperar sentado a que llegue el momento.
Hay quien ya se lo sabe y no hace cola porque hará viaje de ida y vuelta en el día, y -en ese rato- da tiempo a hacer alguna cosilla, la última llamada de teléfono, los últimos retoques a la presentación, consultar las notas de argumentación, hojear la prensa o simplemente pensar en las musarañas, como hacía yo, que ya llevaba los deberes hechos.
Aquella pareja de mediana edad estaban los primeros de la fila, llevaban más de media hora allí clavados y eso me hizo pensar que tendrían algún interés recóndito para entrar los primeros en el avión, o quizá querían elegir el mejor sitio, suponiendo que haya un mejor sitio.
Como yo hace tiempo que decidí evitar hacer cola (siempre que pueda), embarqué de los últimos, junto a otros dos rezagados que ultimaban detalles. Cuando llegamos a la escalera de subida al avión, vemos que están totalmente atascadas las dos entradas y cuando accedo al avión… ¿qué ven mis ojos?… la pareja que entró de los primeros, aún andan por el pasillo tratando de encontrar un sitio que les agrade, y por tanto, atascando el acceso al resto del pasaje. Los auxiliares de vuelo intentan que se coloquen ya de una vez, pero no hay manera de que ello ocurra. Al final, cada uno del resto, nos acomodamos en el sitio que nos parece mejor, o simplemente en el que queda libre, y ellos siguen sin sentarse, y claro, ahora ya no quedan dos sitios juntos.
Los auxiliares de vuelo lo siguen intentando, y la señora protesta… ¡cómo voy a dejar a mi marido aquí solo!... y entonces se oye la voz de un chico que, desde la otra punta del avión, grita… ¡señora, que son 50 minutos de vuelo, nadie le va a robar a su marido, siéntese ya por dios! y así, con unas risas, empezamos el día un poco más alegres, y volamos más risueños…
Chelo Puente – enero, 2011
5 de septiembre de 2012 en 13:00
Y la señora que dejó, chaquetas y bolsos desperdigados por los asientos del avión para cuando llegaran sus hijos eligieran los que más les gustasen… mientras las auxiliares buscaban a los propietarios de los objetos…?
Un poema y a la vez un circo algunas veces…
5 de septiembre de 2012 en 13:22
¡¡Esa si que es buen anécdota, también, Josep!!
Veo al resto de pasajeros observando atónitos la escena 🙂
5 de septiembre de 2012 en 21:57
Jajaja, realmente hay cosas al momento de abordar un avión, que si uno no las ve, no las cree…
Muy bueno Chelo,
Besos 😉
7 de septiembre de 2012 en 14:27
Cuanta razón tienes enunsorbodecafe, hay situaciones de todos los gustos y colores.
Gracias por tu visita y por tu comentario. Besos.
8 de septiembre de 2012 en 11:32
Tengo el placer de anunciar que te he incluido en la nominación como blog destacado y para dar a conocer los Seven Things About Me.
Deseo que tu blog -Que me parece muy interesante- sea conocido por más gente, así que sirva esta nota como un reconocimiento por tu trabajo.
Muchas gracias, sigue así y mucha suerte en el futuro. Besos, Josep.
Puedes ver tu nominación aquí. http://diariodepalabras.wordpress.com/2012/09/08/y-se-lio-la-de-dior/
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I have the pleasure to announce that I have included in the nomination and featured blog to publicize the Seven Things About Me.
Will your blog, which I find very interesting, is known to most people, so this note serves as recognition for your work.
Thank you very much, keep it up and good luck in the future. Kisses, Josep.
You can see your nomination here. http://diariodepalabras.wordpress.com/2012/09/08/y-se-lio-la-de-dior/
8 de septiembre de 2012 en 12:59
Muchísimas gracias, Josep!! Ojalá alguien lo viera y me contratara para algún trabajo en torno a los libros.
Aún no he perdido la esperanza 🙂