Os deseo Bona nit, Gabón, Boas noites, Buenas noches… creo que yo todavía escucho bajo las palmeras su voz tierna y sonora, como un canto de palomas… y con David Gilmour reinventado a Bizet os digo hasta mañana… y te lo dedico a ti… sí, sí… es a ti…
Corría el año 1889 con su lento caminar y cuando había traspasado ya el ecuador, un 5 de julio venía al mundo cerca de París un niño llamado Jean Maurice Eugène Clèmont Cocteau, que con el transcurrir de los años sería el polifacético y genial JEAN COCTEAU (Maisons-Lafitte, 1889 – Milly-la-Foret, 1963)
Novelista, poeta, dramaturgo, pintor, crítico, diseñador y cineasta francés, que -con tan sólo diecinueve años- ya fue considerado por Eduoard de Max un joven prodigio de la poesía, pero fue su versatilidad lo que le proporcionó fama mundial y una obra -en todas sus facetas- muy extensa.
Se le asocia con el surrealismo y será influencia para otros escritores y cineastas de la época. Yo supe de él por primera vez cuando era muy jovencita, casi recién entrada en la Universidad. Me acuerdo bien de aquella mañana en que asistí a un seminario en el que se proyectaba un corto suyo, de un toque surrealista total. Aún recuerdo una escena que se me quedó grabada para siempre: unas personas llevaban en comitiva un féretro cuando se les despeñó por un barranco y el muerto fue a parar al fondo y terminó en el suelo, lleno de tierra. Una situación totalmente surrealista.
Y -como siempre- hoy le recuerdo trayendo sus propias palabras…
«El verdadero realismo consiste en revelar las cosas sorprendentes que se mantienen ocultas por la rutina y nos impiden ver»