Estoy releyendo La tesis de Nancy, que leí en mi juventud y que ahora me apetecía volver a leer, y me encuentro con este texto, que me ha hecho reir porque no le recordaba…
«Por el momento lo que quiero decirte, a propósito de los toros de Alcalá de Guadaira, es que estando yo en el balcón (mi hotel está enfrente de la casa del cura) pasó por la calle una niña de unos doce años, detrás de una vaca. Y el cura, que estaba leyendo su breviario, cuando la vio, le dijo:
– Hola, Gabrielilla.
– Con Dios, señor cura.
– ¿Adónde vas?
– A llevar la vaca al toro.
– ¿Y tu padre? ¿Dónde está?
– No lo sé.
– ¿No podría hacer éso él?
Y la niña, escandalizada, respondió:
– No, señor cura. Qué cosas tiene usted. Es menester el toro.
No sé qué alcance dar a este incidente, pero me recuerda a lo de Creta y el minotauro, y por éso te lo cuento, Betsy.»
La tesis de Nancy, 1962.
Ramón J. Sénder – Chalamera (Huesca), 1901 – San Diego (EE.UU), 1982
Me encanta la genialidad de Ramón J. Sénder y las interpretaciones de Nancy.
Y, en este martes de verano,
os deseo Bon dia, Egunon, Bos días, Buenos días de relectura.
Chelo Puente, junio 2012
26 de junio de 2012 en 13:29
Pues ya la estamos preparando para lectura obligada… Muy bueno este trocito. M’agrada.
26 de junio de 2012 en 13:33
¡¡Es genial!! Tengo seleccionado algún fragmento más que son magníficos, pero lo cierto es que todo el libro es un ejercicio de ingenio del señor Sénder.
27 de junio de 2012 en 09:41
Pues ya estoy con el y la verdad ya de entrada es… jejeje
27 de junio de 2012 en 22:12
Ya verás cuando llegues a sus elucubraciones sobre los bártulos, cuando la pobre Nancy trata de encontrar bibliografía sobre el origen de este «pueblo», jajaja
28 de junio de 2012 en 10:45
A mi me ha venido a la mente unos mails que recibía hace tiempo de una amiga especial, que viaja mucho…
28 de junio de 2012 en 14:59
Estoy segura de que seguirás recibiéndolos, jajajaj
26 de junio de 2012 en 20:14
La anécdota es conocida, pero sin que se citase a Sender casi nunca. Qué pena que se manipule impunemente. En rodo caso, gracias por recordarnos que esta obra merece mucho la pena.
26 de junio de 2012 en 21:30
Es justo y ético citar siempre la fuente del texto que se expone (esa es mi opinión). Además es fundamental, si lo que se desea es recomendar esta magnífica obra, que -como muy bien dices- merece mucho la pena.
Gracias, alterfines, por pasarte por aquí y dejar tu comentario. Un saludo.
27 de junio de 2012 en 12:28
Con este trocito ya me han dado ganas de leerla entera. Me la apunto. Gracias Chelo por hacer que aprendamos un poquito cada día.
27 de junio de 2012 en 22:14
Leela en cuanto puedas, te garantizo unos ratos de diversíón sumamente ingeniosa.
Besitos, Libelia.