No subestimes nunca a nadie por su aspecto externo, porque te puede pasar ésto.
Se dice, se sabe, se cuenta, que en una ocasión, un candidato político en uno de sus mítines, se dirigía al respetable público que allí asistía, y dicen que aconteció…
-¡Compatriotas, compañeros, amigos! Nos encontramos aquí convocados, reunidos o arrejuntados, para debatir, tratar o discutir un tópico, tema o asunto trascendente, importante o de vida o muerte. El tópico, tema o asunto que hoy nos convoca, reúne o arrejunta, es mi postulación, aspiración o candidatura al Parlamento de esta, nuestra Comunidad.
De pronto una persona del público interrumpe, pide la palabra y le pregunta al candidato:
– ¿Por qué utiliza usted tres palabras para decir lo mismo?
– Pues mire, caballero: la primera palabra es para las personas con un nivel cultural muy alto, como poetas, escritores, filósofos, etc. La segunda es para personas con un nivel cultural medio, como usted y la mayoría de los que están aquí hoy. Y la tercera palabra es para las personas que tienen un nivel cultural bajo como por ejemplo, ese borracho que está allí, tirado en la esquina.
De inmediato, el borracho, se levanta y le dice:
– Postulante, aspirante o candidato… ¡hic! El hecho, circunstancia o razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o hasta arriba… ¡hic! no implica, significa, o quiere decir, que mi nivel cultural sea ínfimo, bajo o de pena… ¡hic!. Y con todo el respeto, estima o cariño que usted se merece ¡hic!, puede ir agrupando, reuniendo o arrejuntando… ¡hic!, sus bártulos, efectos o cachivaches… ¡hic! y encaminarse, dirigirse o irse, derechito a perjudicar, molestar o dar la brasa a su progenitora, a la autora de sus días, o a su «señora» madre!!!!!
28 de diciembre de 2011 en 14:35
No sé de donde sacas estas cosas pero es genial… gracias
29 de diciembre de 2011 en 00:52
Gracias a ti por leerlo.